El simbolismo del centro
0El centro representa el origen de todo, la unidad primordial de la que emana toda la realidad manifiesta. Una circunferencia con un punto como centro es el emblema del oro y del sol, el punto central es el Principio, la realidad manifestada es el espacio que media entre este centro y la circunferencia, representando esta última el mundo como totalidad de lo manifestado. Si se quiere subrayar la relación entre el Principio y el mundo se dibujan radios que parte del centro y cortan simétricamente al círculo, diferentes números se radios se asocian a distintas cargas simbólicas. Por tanto, la rueda, así como la flor, son símbolos del centro y la manifestación en tanto que son realidades que irradian desde un centro.
Desde el punto de vista de la acción del Principio sobre la manifestación el centro representa el equilibrio y la armonía ya que los puntos extremos de la circunferencia concuerdan en el centro. De aquí proviene también el aspecto de justicia asociado al centro, esta justicia puede ser entendida en un sentido moral pero también puede ir más allá, es el justo medio entre los extremos tanto como el “invariable medio” donde se manifiesta la potencia activa. Este equilibrio es el reflejo de la inalterabilidad del Principio, del mismo modo que una circunferencia se mueve desde el centro pero el centro es estático, así todo se mueve desde el Principio sin que este sufra mutación alguna.
La svástika es un símbolo del centro pero no ya como centro mismo sino que representa la acción vivificante del Principio. El círculo está aquí sobreentendido, por lo que este símbolo subraya el movimiento que proviniendo del centro vivifica al cosmos.
Numéricamente el centro es el uno y la circunferencia nueve como se ve en la Tetraktys pitagórica, el punto central esta rodeado de otros nueve, cumpliendo esta figuro lo que vulgarmente se conoce como cuadratura del círculo 1+2+3+4=10.
En un sentido superior, como lugar de lo que es no-manifestado el color que le corresponde al centro es el negro pero también, desde otro punto de vista, el centro es el origen de la irradiación en la que se revela el cosmos, por tanto podría corresponderle en este sentido el color blanco. En conclusión, el negro es el color interior del centro y el blanco el exterior.
El centro es el inicio de todo pero también el fin al que todos los seres manifestados tienden a reintegrarse. Por esto se puede asociar al centro con el paraíso, sitio originario, o la Tierra Santa, lugar de peregrinación o fin de una búsqueda.
Fuente: René Guénon; Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada; traducción de Jose Luis Tejada y Jeremías Lera para la editorial Paidós.