Maquiavelo: moralidad y poder
2¿Los políticos deben de cumplir las normas éticas?
En su obra “El príncipe” Maquiavelo establece una fuerte separación entre ética y política. En este tratado el florentino explica como el gobernante puede obtener el poder o mantenerse en él de manera exitosa.
Según Maquiavelo el ser humano es fácilmente engatusado por las apariencias y más pronto a obedecer por miedo que por voluntad propia; por esta razón el príncipe debe usar la fuerza para mantenerse en el poder. Los príncipes que han hecho uso de la fuerza desmedida no han obtenido sus propósitos porque han soliviantado a los nobles o al pueblo; los príncipes que han renunciado a la fuerza han sido tomados por débiles y han perdido igualmente el poder. Por lo tanto, el príncipe debe intentar ser amado y temido pero si no puede conseguir ambas cosas debe preferir ser temido ya que la gente obedece más firmemente a alguien por miedo que por amor. Pero aunque el príncipe deba hacerse temer tiene que intentar, por todos los medios, no hacerse odioso a sus súbditos; si los gobernados odian al príncipe se conjugarán para derrocarlo, por mucha violencia que use siempre habrá personas dispuestas a unirse en su contra. Por esta razón la crueldad debe administrarse con prudencia aunque también con mano firme.
De lo anterior concluimos que el príncipe debe temer tanto como a sus enemigos externos al pueblo que le odie; el mejor remedio contra el odio del pueblo es dejarlo tranquilo, no grabarlo con impuestos ni con decisiones arbitrarias. Organizar fiestas, potenciar las artes y el comercio adornan a todo principado y el buen gobernante se ocupa de ello para obtener el favor del pueblo.
En la vida ordinaria hay cosas que llamamos virtud pero que no son tales en el príncipe. La sinceridad, por ejemplo, tiene sentido en la sociedad civil en donde hay tribunales que juzgan y condenan la mentira pero ¿si la cabeza del estado miente quién lo juzgará? Si un príncipe violando un acuerdo o asesinando traicioneramente a sus enemigos se mantiene en el poder debe mentir y asesinar si es preciso; de nada sirve la bondad que te lleva a la ruina. Si los hombres todos fueran buenos y actuaran justamente el príncipe debería ser bueno pero como no es así la bondad en este mundo de lobos sólo lleva a la perdición. A pesar de todo, el príncipe debe acrecentar su prestigio de virtud ya que la apariencia de bondad es un arma poderosa por la que se guían los hombres. El gobernante deberá cuidar el parecer justo, compasivo y religioso pero se deberá cuidar también de serlo cuando no conviene a sus intereses ya que, por ejemplo, ser compasivo y no aniquilar a un enemigo derrotado que se rinde podría conllevar una guerra en el futuro que ocasionase más sufrimiento al pueblo y más peligros a un príncipe pusilánime que a un gobernante que no temiese ser cruel. De esta idea viene la celebre frase atribuida falsamente a Maquiavelo de “el fin justifica los medios”.
Vemos que Maquiavelo con su teoría política rompe definitivamente con el optimismo de la filosofía antigua y medieval que equiparaba virtud moral con virtud política.
Bueno eso es cierto para mantenerse en el poder hay que ser cruel.
Para comprender y aceptar la realidad que con tanta iluminación supo ver Maqiuavelo debemos tener un poco de perspectiva histórica. La obra está escrita en periodo anterior a la formación de los Estados-Nación.
Si sustituyes la palabra «príncipe» por «Estado», vaya parece que no hay duda.
Maquiavelo mantiene que es mejor ser bueno y amado. Como es bueno que las leyes actuales sean justas y útiles, para que el ciudadano la quiera observar y «amar» el sistema.
El poder sancionador, el monopolio de la violencia (fuerzas de seguridad y prisión), el imperio de la Ley, aún conllevando la eliminación del enemigo, interno o externo, por el bien primero de supervivencia del Estado, incluso a su vulneración puntual (estado de excepción )aunque sea una verdad incómoda, es necesario.
Alguien se pregunta hoy en día cual es el destino de un Estado débil… su decadencia hasta la desaparición,