Contexto filosófico de Aristóteles
0Dos hechos no estrictamente filosóficos son imprescindibles para contextualizar la filosofía de Aristóteles (384-322 a.J.) y entender su novedad frente al pensamiento griego anterior. En primer lugar, Aristóteles no era un griego de la nobleza ateniense como Platón sino que nació en la ciudad macedonia de Estagira (al norte de la actual Grecia) hijo de un médico de la corte macedonia, Nicómaco, lo que fomentó que su espíritu siempre permaneciera cercano a una visión empírista de la realidad; su pertenencia a una familia de clase media con un padre de profesión liberal también sería relevante en la formación de su carácter y su filosofía.
En segundo lugar, en vida de Aristóteles asistiremos a la desaparición, o al menos degradación, de la polis como centro de la vida política; las conquistas de Alejandro Magno, alumno de Aristóteles en su mocedad, extendieron un imperio que dejaba pequeñas a las polis griegas y tras la muerte del emperador las rencillas y desuniones entre las ciudades helenas dejó al descubierto que el modelo político de las pequeñas ciudades-estados griegas era ya insuficiente. Irónicamente, a pesar de que en su tiempo la polis estaba desapareciendo como modelo político Aristóteles se erigió en el último y, quizás, más vehemente defensor de la polis como estructura política idónea.
Aristóteles recoge influencias de los sistemas filosóficos anteriores a él pero por razones expositivas nos vamos a centrar en las filosofías presocráticas, las escuelas socráticas menores y, por supuesto, Platón. Pasaremos por alto en el contexto filosófico de Aristóteles a los sofistas y Sócrates ya que estos autores influyeron sobre nuestro autor a través del pensamiento post socrático que está representado en estos apuntes por Platón y las escuelas socráticas menores.
LOS PRESOCRÁTICOS:
Dos siglos separan a los primeros autores presocráticos de Aristóteles sin embargo el discípulo de Platón fue un gran conocedor de las obras de estos autores que comentó y criticó profusamente en sus escritos y valoró su aportación a la filosofía comparándolos con un púgil inexperto que puede dar buenos golpes pero que carece de una técnica constante. Nos centraremos en los autores más cercanos temporal y filosóficamente a Aristóteles.
El primer autor presocrático que vamos a tratar es Anaxágoras que nació en Esmirna (en la costa egea de la actual Turquía) hacia el 500 antes de nuestra era aunque pasó treinta años en Atenas de donde fue expulsado acusado de impiedad al afirmar que el Sol era una piedra incandescente. Según Anaxágoras no existe el cambio como tal sino diferentes modos de combinarse la materia, lo que llamamos muerte es en realidad una disgregación de la materia mientras que el nacimiento es una mezcla nueva de materiales. La realidad está formada por pequeñas porciones materiales llamadas semillas (spermata, aunque Aristóteles las llamó homeomerías) de las que existían infinitos tipos. Un trozo de pan tiene semillas de muchas cosas por eso desde el pan nuestro cuerpo obtiene carne, fluidos, huesos, etc. que se encuentran mezclados con las otras spermata en el pan pues si no, se pregunta Anaxágoras, ¿cómo podría surgir la carne de algo diferente a ella misma?
A pesar de la novedad de su teoría de las spermata la gran innovación de Anaxágoras será la introducción de la causa agente en la cosmogonía racional de occidente. Al principio de los tiempos todas las semillas se encontraban mezcladas sin ningún tipo de orden, en este estado el intelecto (noûs now) ejerció cierto impulso sobre el caos que se puso en movimiento, este movimiento hizo que la semillas se organizasen según su distinta densidad y se generase un orden. El intelecto, que no es material por lo que está separado del universo físico, no interviene para nada más, es una mera causa motriz sobre la materia. Aristóteles apreciaría en gran medida esta innovación filosófica de Anaxágoras aunque criticaría que ese intelecto sólo ocupase un papel en el inicio del cosmos y no en todo su desarrollo. Frente a la intervención puntual del noûs de Anaxágoras Aristóteles propondrá un dios que es primer motor del cosmos pero que le imprime finalidad y por lo tanto lo ordena continuamente, esto permite explicar, al contrario de la teoría de Anaxágoras, por que el universo es un orden continuo y no se desmorona en el caos.
Otro presocrático influyente en Aristóteles fue Empédocles de Agrimento que elaboró a mediados del siglo V a.J. una interesante cosmogonía en donde admitía cuatro elementos básicos de la materia más dos fuerzas elementales que guiaban la evolución cíclica del universo. Al contrario de Anaxágoras que admitía infinidad de spermata Empédocles sostenía que existen sólo cuatro elementos fundamentales, tierra, agua, aire y fuego, que no cambian pero se combinan de múltiples maneras; ajeno a la idea de una mente que moviese a la materia Empédocles afirmó la existencia de dos fuerzas impersonales, el Amor y el Odio, que unían y desunían a la materia respectivamente. En la fase del triunfo del Amor los cuatro elementos estaban unidos en una masa indiferenciable, el Odio fue introduciéndose en esa masa y los cuatro elementos se fueron separando hasta, con el tiempo, quedar totalmente separados, en esta fase el Odio domina el cosmos pero a su vez poco a poco el Amor vuelve a introducirse en esa masa separada y la une paulatinamente, este ciclo se repite de modo incesante. Ahora mismo el cosmos se encuentra en una fase intermedia en donde el Amor y el Odio están equilibrados: la materia está unida entre sí (Amor) pero también se disocia y separa con facilidad (Odio).
Aristóteles criticaría en Empédocles que esas fuerzas de Amor y Odio no quedasen definidas ni se explicasen por qué durante un periodo de tiempo gobierna una de esas fuerzas y a continuación la otra. Sí apreciaría en Empédocles la idea de los cuatro elementos que, junto con Platón, integraría dentro de su sistema físico aunque añadiría un quinto elemento, el éter, para los astros (mundo supralunar). Otra cosa que censuraría Aristóteles del filósofo de Agrimento es que sus fuerzas carecían de finalidad por lo que en el universo de Empédocles quedaban sin explicar el orden finalista del cosmos, orden que para Aristóteles sólo quedaba explicado con un dios que moviera al cosmos hacia una finalidad que es dios mismo.
Aunque se considera un presocrático Demócrito de Abdera fue un autor contemporáneo de Sócrates que realizó sobre todo investigaciones físicas desde su perspectiva atomista. Para Demócrito todo está compuesto de átomos, es decir, partículas indivisibles e inmutables en su ser que se unen para formar la materia. Como los átomos deben moverse tiene de existir también el vacío en la naturaleza sin ese vacío la materia carecería de espacio para interactuar. El atomismo de Demócrito es uno de los primeros ejemplos de materialismo en tanto que cree que sólo existe materia y vacío que se ordena mediante procesos mecánicos sin ninguna finalidad. El universo de átomos y vacío es infinito, existen infinidad de mundos, y eterno, existe desde siempre ya que los átomos no pueden destruirse ni crearse. En tanto que todo se rige por leyes fijas y mecánicas sin finalidad podemos decir que en el mundo hay necesidad pero en tanto que los hombres no conocemos esas leyes y no existe un plan predeterminado en el universo decimos que en el mundo hay azar.
La filosofía atomista fue duramente criticada por Aristóteles que aunque creía que existían cuatro elementos básicos también era de la opinión de que estos elementos podían transformarse entre sí ya que la materia era la misma en los cuatro elementos y lo único que cambiaba era la forma de reagruparse esa materia. Aristóteles, como ya hemos visto, fue un autor fuertemente crítico con cualquier mecanicismo y el atomismo de Demócrito negaba una de las tesis fundamentales de Aristóteles: la existencia de un orden no casual sino necesario y con finalidad.
LAS ESCUELAS SOCRÁTICAS MENORES:
Se denominan escuelas socráticas menores a las líneas de pensamiento que surgieron de discípulos directos de Sócrates excepto Platón. Las preocupaciones filosóficas de estas escuelas son diversas pero tiene bastante importancia la reflexión ética y política que intenta buscar un nuevo lugar para el hombre libre en un mundo que, como vimos, estaba cambiando profundamente. Nos centraremos en dos escuelas socráticas: los cínicos y los cirenaicos.
La escuela cirenaica fue fundada por Aristipo de Cirene (435-350 a.J.) que se interesó por las filosofías de los sofistas y viajó a Atenas para conocer a Sócrates aunque muchas de sus opiniones y prácticas, cobraba por sus enseñanzas sumas muy altas, son contrarias a las de su maestro. Vivió en la corte de Dionisio, el tirano de Siracusa, del que dependía económicamente. Para Aristipo y la escuela cirenaica el fin de la vida es el placer corporal o sensible por lo que son opuestos a las teorías éticas ascéticas (Platón, pitagóricos…) o a la concepción del placer como algo más estático y espiritual (epicúreos). Como no podemos conocer la realidad con certeza debemos fiarnos de nuestras sensaciones que como tales tienen realidad por lo tanto, el placer de la sensación es algo real y que el hombre busca naturalmente. Mientras que el placer es un movimiento suave el dolor es un movimiento rudo y violento del que todo ser humano huye por lo que el placer es la medida de todos los demás valores. Por otra parte, Aristipo se apartó de la vida política algo indigno de un hombre libre a juicio de un griego clásico como Aristóteles que define al ciudadano como aquel que participa en la vida pública; al contrario que Aristóteles Aristipo estaba orgulloso de proclamar que se sentía extranjero en todas partes reivindicando así el ideal de hombre desarraigado sin patria y apartado de la vida política.
Aristipo con su reivindicación del placer como fin de la existencia y la defensa de una vida apolítica y desarraigada muestra claramente el contexto social en el que se desarrolló la actividad filosófica de Aristóteles. Nunca el discípulo de Platón renunció a que la ética fuera algo más que la satisfacción de placeres egoístas, la ética depende, para Aristóteles, de la política ya que el bien común es más importante que el bien del individuo. Por otro lado, aunque el placer es una parte de la felicidad el hombre es un ser racional y por lo tanto su destino como tal va mucho más allá de donde pretendían los cirenaicos: la templanza, moderación, equilibrio son parte integrantes y esenciales de la vida mejor para Aristóteles.
Otra escuela socrática menor dentro del contexto filosófico de Aristóteles fue la escuela cínica cuya importancia y originalidad han quedado empañadas por lo escandaloso de algunas de sus ideas y actitudes. El fundador de la escuela cínica fue Antístenes (445-365 a.J.), discípulo directo de Sócrates que, según el diálogo Fedón de Platón, estuvo presente en la muerte de su maestro. Antístenes fundó su escuela en el gimnasio de Cynosarges ( “el perro blanco”) y esto, unido a que su escuela propugnaba un ideal de vida desapegado de las convenciones y de las posesiones, como un perro (kyon – kynos en griego), les valió el nombre de cínicos.
Partiendo del modo de vida de Sócrates que era conocido por su sobriedad y su descuido de la indumentaria los cínicos propugnan un modo de vida sencillo, errante y desapegado de las posesiones materiales, la única preocupación del sabio debe ser vivir acorde con la virtud, todo lo demás es superfluo. Frente al intelectualismo moral de Sócrates, Platón y Aristóteles que consideraban que era factible conocer la virtud los cínicos son fuertemente antiintelectualistas ya que para ellos la virtud es una forma de vida y no una teorización sobre como se ha de vivir; la ética para los cínicos es práctica y no teórica. A pesar de su desconfianza hacia la teorización ética de la actitud de los cínicos podemos colegir los dos rasgos más importantes de su ideal moral: la autarquía y el desprecio a la convención (nomos).
Autarquía podría traducirse por autosuficiencia. Para los cínicos el hombre virtuosos debe carecer en la mayor medida de lo posible de necesidades superfluas y bastarse en todo a sí mismo. La autarquía reivindica, también, un fuerte individualismo y un profundo menosprecio a la masa aborregada. El sabio cínico se caracterizará por su independencia y por su amor a una libertad casi sin trabas. Este ideal individualista desapegado del cuerpo social es una muestra más de la época de desconfianza hacia lo político en la que se desarrolló la filosofía de Aristóteles que una vez más se encuentra en las antípodas de este individualismo; para Aristóteles el hombre es un animal social y sólo puede ser autárquico un ser suprahumano, dios o héroe, o infrahumano, una bestia.
El segundo rasgo de la escuela cínica, relacionado con el anterior, es su desprecio a las convenciones sociales. Lo justo, lo vergonzoso o lo obsceno son casi siempre sólo acuerdos entre los hombres que no tienen validez más allá de sus estrechos puntos de vista. El sabio debe de vivir de acuerdo a la naturaleza real de las cosas sin ser subyugado por leyes sociales convencionales. Llevando esta postura al extremo Diógenes de Sínope (413-323 a.J.), quizás el cínico más famoso, realizaba todas sus necesidades naturales en público, tanto las sexuales como las fisiológicas; además de hacer uso de un lenguaje franco sin hipocresía alguna. Esta actitud desafiante ante las normas sociales hizo que la palabra cínico sirva para calificar hoy en día a una persona desvergonzada. Lógicamente este desprecio a las leyes de los hombres sobre las que se construye la polis no podían ser aceptada por Aristóteles que consideraba que la ciudad era la verdadera forma de vivir natural del se humano.
Como se ha dicho el cínico más famoso fue Diógenes de Sínope que vivió en Atenas durante un tiempo dentro de un tonel y paseando por sus calles su discurso provocativo. Platón lo calificaría como “un Sócrates loco”. Tan famoso ha llegado a ser que ha dado nombre a un síndrome psiquiátrico (el Síndrome de Diógenes) caracterizado por el afán de vivir rodeado de objetos acumulados. Diógenes defendió un cosmopolitanismo y comunismo extremo (patria y riqueza son convencionales) además del amor libre (la represión o contención sexual es una imposición igualmente convencional). Es famosa la anécdota, probablemente falsa, del diálogo entre Alejandro Magno y Diógenes; este se encontraba tomando el sol y se le acercó el emperador y le dijo que le pidiese lo que quisiese a lo que Diógenes contestó “te pido que no me tapes el sol”.
La importancia en la historia de la filosofía y de la cultura occidental del movimiento cínico ha sido grande. Filosóficamente mostró de modo radical el carácter convencional de las leyes humanas y con su evolución dio lugar a un movimiento filosófico tan influyente en occidente en general y en el cristianismo en particular como fue el estoicismo (el emperador Marco Aurelio o el filósofo Séneca fueron estoicos). Culturalmente la figura del cínico y concretamente de Diógenes han quedado como arquetipos de esa vida libre e independiente que en el siglo XX sería reivindicada por el movimiento hippie.
PLATÓN Y LA ACADEMIA
La valoración de las filosofías de Platón y Aristóteles, su relación y su dependencia han sido objetos de controversia desde la antigüedad. En ocasiones la fama de uno ha ido en menoscabo de la del otro; por ejemplo, desde Agustín de Hipona (354-430 d.J.) hasta la escolástica Platón fue el autor que más influyó en el pensamiento cristiano, a partir de la filosofía escolástica (siglos XII-XIII) Aristóteles ocupará el lugar de Platón y este quedará relegado a un segundo plano; de nuevo, con la llegada del humanismo renacentista (siglos XIV-XVI) Aristóteles se asociará al pensamiento medieval y se le abandonará en favor de su maestro, sólo a mediados del siglo XIX se volvió a rehabilitar a Aristóteles como el gran filósofo que fue, esta vez compartiendo importancia con Platón.
Del mismo modo que ha ido variando la valoración que se hacía de estos dos grandes autores también ha ido cambiando la idea sobre la relación intelectual entre discípulo y maestro. Ya desde la antigüedad existían las dos posiciones básicas: la primera sería la representada por Rafael en su famosa obra “La escuela de Atenas” en donde Aristóteles y su maestro aparecen representados enfrentando dos visiones del mundo radicalmente opuestas: Platón el idealismo y Aristóteles el realismo; sin embargo, desde al menos los neoplatónicos (primeros siglos de nuestra era), muchos autores han considerado que aunque los pensamientos de Platón y Aristóteles están claramente diferenciados entre ellos dos existe una continuidad y que la labor de Aristóteles fue la de perfeccionar y profundizar en la filosofía de su maestro. En todo caso, al analizar el contexto filosófico de Aristóteles nos centraremos en las diferencias pero teniendo siempre presente que las disensiones entre ambos surgen, como no podía ser de otro modo, por coincidencias profundas entre ambos, no debemos olvidar que Aristóteles permaneció en la Academia de Platón desde los 17 años hasta la muerte de su maestro, un total de 20 años, lo que debió ejercer una poderosa influencia en su joven mente.
Un elemento fundamental de la controversia sobre la relación entre estos dos autores es la crítica de la teoría de las ideas que hace Aristóteles. Mientras que buena parte de la filosofía platónica gira sobre su teoría de que existen entidades trascendentes que dan realidad a las cosas físicas (teoría de las Formas) Aristóteles desecha esta teoría por los problemas que plantea. En primer lugar, según Aristóteles esta teoría no resuelve nada ya que si la belleza de un ente material proviene de la forma de belleza ¿de dónde le viene la belleza a la forma de belleza? Así podríamos continuar hasta el infinito. Por otro lado, se pregunta el discípulo de Platón ¿qué soluciona esta teoría? ¿por qué el ser de los entes físicos no está en ellos mismos? ¿es necesario multiplicar los entes? Aunque Aristóteles rechaza la trascendencia de las Formas de Platón, es decir niega que estén separadas de los entes y de nuestro acto de conocer, sí admite la necesidad de que exista algo que le dé la identidad, el ser, a las cosas; para dar respuesta a que daba el ser a las cosas Aristóteles postula su teoría hilemórfica: todo ente posee materia y forma, la materia es común a todos los entes pero la forma es diferente. Por ejemplo, en su teoría de los cuatro elementos, más el éter, la materia de los elementos es siempre la misma pero las partículas de tierra o fuego tienen una forma diferente cada una, esto le da el ser específico: su ser tierra, fuego o cualquier otro elemento. Es obvia la distancia y cercanía de ambas perspectivas: ambos autores admiten la necesidad de algo que de identidad, sustantividad a los entes pero disienten en la naturaleza de ese algo, Platón se decantará por la trascendentalidad y Aristóteles por la inmanencia.
La ética aristotélica es novedosa con respecto a la de Platón pero sus bases están ya en su maestro. La consideración de Aristóteles de que la virtud es una actividad del alma acorde con la racionalidad que parte de la consideración antropológica de que el hombre es un ser racional se encuentra ya más que desarrollada en la teoría platónica del alma según la cual para alcanzar la virtud el hombre debía regirse por su parte más noble y propia: la racional. Disienten ambos autores, sin embargo, al considerar el lugar que juega la vida material para alcanzar la vida buena. Mientras que Platón cree que la felicidad es una actividad del alma racional y que nada material puede perturbarla, Aristóteles se decanta por una posición más realista y sostiene que aunque la felicidad no viene a través de los bienes materiales estos bienes sí pueden sustentarla mientras que la carencia de posesiones puede destruir la felicidad. Vemos otra vez que partiendo de puntos muy similares la filosofía platónica tiende a cierto desapego de lo material y Aristóteles a un mayor realismo práctico.
Aristóteles dedica buena parte del libro II de su obra Política a criticar los sistemas políticos de “La República” y “Las Leyes” aunque su pensamiento político también parece depender fuertemente de la influencia platónica. La idea fundamental de “La República” de Platón es que es mejor que gobiernen los mejores, su discípulo admite que el mejor sistema político es aquel en donde el mejor gobierne (monarquía) y tras este sistema el segundo mejor es aquel en donde los mejores gobiernen (aristocracia) pero frente a Platón Aristóteles vuelve a dar muestra de realismo cuando afirma que aunque la monarquía y la aristocracia son los sistemas mejores teóricamente en la praxis existen multitud de sistemas mejores que dependen del contexto en donde se pretendan implantar. Platón abogaba por una utopía única mientras que Aristóteles admite que los sistemas políticos buenos son múltiples.
Otra idea importante de la filosofía política de Platón es que la ciudad debe ser una unidad indivisible, por esta razón crea en “La República” un estado que controle a la ciudadanía y, en lo posible, la haga homogénea. Esta idea platónica, que está en la base de los estados totalitarios, es duramente criticada por Aristóteles que considera que la ciudad no sólo no es una unidad sino que si fuera posible transformarla en una unidad esto llevaría aparejado su desaparición. Para Aristóteles la ciudad es todo lo contrario de una unidad: es una cierta pluralidad de gentes múltiples, la ciudad no se compone de iguales sino de personas con diferentes cualidades y lugares dentro de la misma ciudad. Sin embargo, aunque Aristóteles critique la uniformidad de la ciudad utópica de Platón sí admite que esa pluralidad deba de estar unida aunque, debe subrayarse, como pluralidad unida y no como unidad unificada; por esta razón fomentar la concordia entre los ciudadanos busca, de un modo menos intervencionista que la uniformidad platónica, lo mismo: cohesión social.
El comunismo de Platón es otra idea llamativa de su sistema: entre los gobernantes todo debe ser común, incluso los hijos y los cónyuges. La teoría por novedosa ya fue criticada en vida de Platón y Aristóteles tampoco se mostrará favorable a ella. El comunismo crea desidia y desocupación de los asuntos públicos, dice el discípulo de Platón: “Lo que es común a muchos obtiene un mínimo de cuidado. Pues todos se preocupan de sus cosas propias, y menos de lo común, o tan sólo en lo que les atañe” (Aristóteles; Política; 1261b). De igual modo que Aristóteles se opuso a la idea platónica de la ciudad como unidad homogénea se opondrá al comunismo sin embargo, como en el caso anterior, reformulará la teoría platónica atenuándola y haciéndola más factible; la defensa aristotélica de un reparto proporcional de la riqueza para que no existan pobres ajenos a la vida ciudadana y la consiguiente importancia que concede Aristóteles a la clase media tienen la misma finalidad que el comunismo platónico: evitar las desigualdades económicas insalvables y asegurar la estabilidad de la polis, pero busca este fin de un modo más pragmático y menos utopista que la propuesta platónica.