La filosofía experimental
2La filosofía experimental es un movimiento filosófico que pretende introducir en la investigación filosófica metodologías experimentales que hasta ahora han sido más propias de las ciencias sociales cognitivas. Con estos experimentos los filósofos experimentales no pretenden desentrañar las grandes cuestiones filosóficas pero sí comprender las ideas que nos formamos sobre las “grandes preguntas” y como las construimos.
Según Joshua Knobe, profesor de filosofía de la Universidad de Yale, la filosofía experimental “propone que, si logramos profundizar en la psicología subyacente a las intuiciones filosóficas, podremos discernir mejor qué intuiciones merecen nuestra confianza y cuáles debemos desechar como poco fiables o engañosas”. [Joshua Knobe; “Filosofía experimental” -Investigación y ciencia mayo 2012].
Shaun Nichols, de la universidad de Arizona, y Joshua Knobe diseñaron un cuestionario con el que se quería analizar como los elementos emocionales condicionan nuestra percepción del libre albedrío. La conclusión del experimento fue que desde una perspectiva abstracta y fría somos más proclive a entender los hechos como una sucesión de causas y efectos y eximir de responsabilidad, por ejemplo, a un criminal; mientras que desde una postura más emocional ocurría todo lo contrario. En otras palabras, consideramos las acciones humanas como determinadas cuando las analizamos teóricamente sin implicación emocional. Si pensamos en un asesino, víctima en su niñez de abusos y maltratos, como psicólogos y sociólogos entenderemos que tal sujeto actúa criminalmente no por libre elección sino condicionado por circunstancias vitales y sociales adversas. Por contra, si un familiar es asesinado ¿seríamos capaces de exculpar al criminal de su responsabilidad!? En un caso analizamos al sujeto de manera distante y racional, en el otro a través de nuestras emociones. Lo peculiar de la filosofía experimental es elaborar este tipo de cuestionarios o contextos experimentales para analizar nuestros juicios filosóficos.
Esta nueva forma de hacer filosofía es bastante coherente con la tradición analítica propia del ámbito anglosajón. Como los filósofos analíticos del lenguaje, que durante el siglo XX pretendíeron clarificar el lenguaje para disolver los problemas filosóficos, esta nueva forma de hacer filosofía busca arrojar luz a los problemas de la filosofía analizando y dilucidando experimentalmente, por ejemplo, nuestros procesos mentales.
La filosofía experimental cuenta con numerosos detractores, sobretodo en el ámbito continental. Una de las críticas más usuales es que la filosofía experimental no es filosofía sino una mezcla de psicología cognitiva, de la conducta, sociología…; la metodología que usan los filósofos experimentales y la confesión que hacen estos investigadores de que ellos no quieren resolver los problemas filosóficos clásicos, tipo “dios, alma y mundo”, sino solo clarificar como construimos nuestros juicios sobre esos temas, parecen dar la razón a los críticos. No obstante, los mismos filósofos experimentales asumen que su metodología de trabajo es una herramienta más entre otras con la que el interesado en asuntos filosóficos puede contar. Es decir, para los filósofos experimentales, de la misma manera que podemos indagar sobre lo que es “la verdad” leyendo un libro sobre el tema o haciendo un ejercicio de introspección desde el sillón de nuestro hogar, puede sernos de utilidad, para adoptar una opinión fundada sobre el tema, conocer experimentalmente como en la mente infantil, adolescente y adulta se construye el concepto de verdad.
El hecho de que la filosofía experimental use metodologías propias de otros ámbitos de conocimientos tampoco debería resultar escandaloso para las personas familiarizadas con la historia de la filosofía. Nuestra actual visión de la filosofía como un “conocimiento parcela” es algo relativamente reciente; desde, al menos, el siglo XVI se pretendió parcelar la filosofía extrapolando la especialización de las ciencias al ámbito filosófico. De la misma manera que la geología y la botánica son ramas de la ciencia que se encargan de estudiar un aspecto de la realidad con una metodología específica, se intentó encasillar a la filosofía que debería encargarse, según algunos manuales, de determinados temas y hacer uso de una metodología propia. Esta visión de la filosofía solo ha tenido éxito entre las grises páginas de los libros de texto, la verdadera historia de la filosofía está construida por autores como Pitágoras, Aristóteles, Descartes, Marx, Nietzsche, Freud, Octavio Paz, etc. Estos hombres fueron reconocidos por la posteridad como filósofos, pero también fueron matemáticos, lógicos, biólogos, economistas, psiquiatras, filólogos y poetas. Parece que la filosofía es siempre algo más que ella misma y que la interdisciplinariedad es uno de sus rasgos más esenciales. Quizás el olvido y decadencia que ha sufrido la filosofía en los últimos tiempos se deba, precisamente, a su afán de convertirse en un saber autoreferencial y, ¿por qué no decirlo?, autocomplaciente.
Hoy por hoy, por ejemplo, cabe preguntarse si la teoría del alma de Platón o Aristóteles no son tan importantes para conocer la naturaleza humana como las investigaciones de Darwin. Creo que hoy en día un estudiante de filosofía debería conocer tanto las teorías antropológicas y etológicas de autores como Marvin Harris, Desmond Morris o Richard Dawkins, basadas en observaciones científicas, como las teorías antropológicas de Erich Fromm, J. J. Rousseau o Hume, de corte más “puramente” filosófico. La fractura entre ciencia y filosofía es artificial y perniciosa para el progreso de la propia filosofía porque traiciona a la misma esencia de nuestra disciplina. Las propuestas de la filosofía experimental me resultan atrayentes, cuanto menos porque suponen una invitación a poner fin o, al menos, cuestionar esa separación, entre ciencia experimental y filosofía, tan artificial y tan ajena nuestra tradición interdisciplinar.
la filosofia está obligada a criticarse a si misma sin contemplaciones
Un texto excelente: , muy claro, muy bien redactado, invita a pensar. Sustentado… Felicidades.