La revolución es el fin del Uno
0“Al comienzo no había Uno: jefe, dios, yo; por eso, la revolución es el fin del Uno y de la unidad indistinta, el comienzo (recomienzo) de la variedad y sus rimas, sus aliteraciones y composiciones. La degeneración de la revolución, como se ve en los modernos movimientos revolucionarios, todos ellos sin excepción transformados en cesarismos burocráticos y en idolatría institucional al Jefe y al Sistema, equivale a la descomposición de la sociedad, que deja de ser un concierto plural, una composición en el sentido propio de la palabra, para petrificarse en la máscara del Uno.”
Octavio Paz; El Mono Gramático; capítulo dieciséis.
Hoy traigo a colación este fragmento de la obra “El Mono Gramático” del autor mexicano Octavio Paz; pero no, como podría pensar el lector, por su carácter político sino por la verdad antropológica que muestra.
La revolución, entendida como ruptura del orden petrificado, ha acompañado al hombre desde sus mismos orígenes. No es casual que en la mitología judeocristiana y griega, la rebvelión sea un momento fundamental para constituirnos en lo que somos hoy. Así como Adán y Eva violaron el mandato divino de no comer del árbol de la vida y del conocimiento, Prometeo robó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres. Esta visión que percibe al ser humano como ser constituido en un acto de rebeldía ante el orden impuesto, no es exclusiva de semitas e indoeuropeos, sino que la encontramos en las culturas y religiones más dispares. Parece que estos mitos nos quieran dar a entender que solo rompiendo la unidad, el orden indistinto del que nacemos, podemos convertirnos en nosotros mismos.
Nunca un hombre podría haber permanecido en los límites marcados del paraíso, porque lo que nos hace hombres no es mantenernos quietos, callados y obedientes dentro de un cercado impuesto por otros; lo que nos distingue es nuestra sospecha ante los mandatos y las fronteras, aunque hayan sido establecidas por dios.
¿Y cuál es el destino de ese rebelde que, en cuanto hombres y mujeres, todos somos? Vivir como un nómada, en un trasiego permanente, en la revolución siempre inacabada y con la nostalgia de una unidad que nunca será recuperada del todo. O quizás, cuando el miedo a la “variedad y sus rimas” nos agobie, traicionar nuestra propia esencia y buscar cobijo en una verdad, un dios o un sentido cualquiera para quedar petrificados y convertidos en cosas que nos ocultan lo que somos.
Nostalgia de unidad, añoranza de una ficción que alimenta a una razón teratogénica empeñada en cristalizar el juego de lo real en palabras y directrices… como ahora mismo… inevitablemente.
imagen de: http://quebrantandoelsilencio.blogspot.com.es/2012/02/la-revolucion-necesaria.html