El monomito
3Joseph Campbell encuentra unos paralelismos evidentes en todas las producciones mitológicas humanas de los sitios más dispares; por esto, utiliza el concepto de monomito en su obra “El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito” para definir ese mito esencial o, si se prefiere, esa estructura mitológica que se repite una y otra vez desde los inicios de la humanidad.
Los símbolos mitológicos no son invenciones fabricadas artificiosamente por los hombres sino que surgen de modo espontáneo de la psique humana, de tal modo que es imposible destruirlos incluso en nuestra cultura desmitologizada actual. El simbolismo mitológico es incluso más universal que el simbolismo del sueño ya que mientras el sueño es fruto de los conflictos internos del individuo, en cuanto tal el mito es fruto de los conflictos de los hombres en cuanto hombres; el mito tiene un carácter más desindividualizado y proyecta los conflictos a los que debe enfrentarse todo hombre y no sólo los conflictos sino también sus resoluciones. El héroe del mito es el hombre o la mujer que ha alcanzado formas humanas generales y válidas, por esto, la narración heroica facilita la evolución de los individuos hasta la vida madura y plena dentro de las sociedades en las que aún perdura esas narraciones.
Freud subrayó el drama que sufre el individuo que se enfrenta a la vida (el niño y el adolescente) y su miedo a abandonar los estadios inferiores de su evolución; Jung, por su parte, incidió en los conflictos a los que se enfrenta el adulto que paulatinamente se va acercando a la muerte. En la primera parte de nuestra existencia tememos a la vida, a sus responsabilidades, a su salvaje riqueza; en la segunda tememos la muerte y el final de todo en la disolución. Tememos primero abandonar el vientre materno y después tememos abandonar el falo de nuestras estructuras sociales anquilosadas pero seguras. Para las resoluciones del primer conflicto el niño tiene el apoyo de los felices cuentos de hadas; para la resolución del segundo y definitivo conflicto contamos con el trágico ejemplo del héroe.
El héroe es aquel individuo que asume su propia disolución de manera más que resignada gozosa y alegre: el héroe asume a la muerte y la vence en esta asunción. Como contrapartida tenemos al ogro avaro que no puede separarse de lo que es Suyo: su castillo, su hija casadera, su país o su tesoro. El ogro que el héroe vence es aquel que se aferra a su vida (lo suyo) de modo egoísta y mezquino por que no comprende la transitoriedad de los asuntos humanos y se guarece del mundo vivo en una coraza de desolación. El ogro, el dragón, el rey-tirano es esa otra contrapartida suya que el héroe debe matar para realizar su tarea. San Jorge y el Dragón conviven en lucha dentro de nosotros.
La tarea del héroe es una tarea tragicómica con un final agridulce. Todos sabemos que el cuento definitivo, la vida, no acaba felizmente sino con la muerte. El final feliz es un chascarrillo para el adulto y no le produce una satisfacción profunda sino, si acaso, superficial. Jesús de Nazaret debe morir, Luke Skywalker debe perder a su padre, Frodo debe abandonar la Tierra Media; es decir, el héroe debe ir más allá, no puede aferrarse al aquí y ahora, no puede vivir “como si tal cosa”; el final feliz sólo ocurre en los cuentos de hadas pero no en el mito. Sin embargo, Campbell dice que el mito heroico es tragicómico y no trágico porque Jesús de Nazaret muere para resucitar, Skywalker mata a su padre para redimirlo, Frodo abandona la Tierra Media tras haberla salvado… el final de la tarea no es el de “y vivieron felices y comieron perdices” pero tampoco es la desesperación: el héroe mítico tiene que pagar un alto precio por enfrentarse a un destino que todos rehuimos. Así pues mientras que en el cuento de hadas el héroe alcanza un triunfo doméstico al ganar su felicidad, en el mito el héroe alcanza un triunfo histórico-cósmico al traer al mundo una “buena nueva”. Por esto la preferencia de Campbell por el héroe mítico frente al de los cuentos de hadas.
En su forma más simple la estructura del mito del héroe es esta:
+ Separación del mundo cotidiano
+ Penetración en alguna fuente de poder
+ Regreso a la vida con mayor plenitud
La separación de la vida supone la ruptura del héroe con los lazos sociales convencionales: familia, religión, palacio etc. Es la fractura imprescindible para que el héroe vaya “más allá” de sus circunstancias cotidianas. Esta ruptura con lo cotidiano no suele ser grata para el héroe llegando incluso a oponerse a ella.
Como ejemplos de esta separación podemos poner la dolorosa experiencia de Skywalker al tener que abandonar la granja de sus padres adoptivos, sólo se decide cuando ellos son asesinados. El héroe no quiere dejar su mundo cotidiano. Odiseo para no ir a la guerra de Troya finge estar loco y Aquiles se disfraza de doncella. La aventura es siempre peligrosa y la tranquilidad del hogar eternamente reconfortante. Sólo un drama o una violencia parecen convencer al héroe de la necesidad de abandonar la calidez mórbida de la rutina.
El segundo paso es la penetración en alguna fuente de poder. El héroe haya un tesoro, una sustancia milagrosa, un conocimiento sublime etc. que le hace obtener un poder suprahumano. Este parece el fin de la tarea del héroe. En la interpretación más profunda del mito, según Campbell, el héroe se encuentra a sí mismo en Dios y a Dios en sí mismo. Aunque esto puede ser discutible es evidente que este segundo paso se da en todo mito heroico.
Skywalker, para seguir con el ejemplo anterior, encuentra con Yoda la posibilidad de controlar a la Fuerza, descubre la fuente del poder que en realidad está en sí mismo: la Fuerza está en él y él está en la Fuerza según la filosofía panteísta de los jedis. Odiseo y Aquiles, a un altísimo precio, alcanza el sueño de los héroes homéricos: “la gloria y fama inmortal”.
En tercer y último lugar está el retorno del héroe. Otra fase que viene acompañada por la dificultad ya que, una vez alcanzada la fuente del poder ¿qué razón hay para volver al mundo de la experiencia ordinaria? Es la necesidad de llevar a la comunidad los frutos conquistados. Es recurrente, dice Campbell, que el héroe se resista a este último paso pero que al final ceda por las circunstancias que sean.
Jesús de Nazaret antes de hacer su sacrificio redentor para los cristianos suspiró en el monte de los olivos “Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz” (Lucas 22, 42). Por su parte, Skywalker se apresura a abandonar a Yoda cuando siente el peligro de sus allegados, cuando su estancia en ese mundo de perfeccionamiento en la Fuerza es perturbado por el drama y el peligro en el que caen sus amigos.
¿Cuál es la situación actual del mito del héroe? Campbell es pesimista y sugiere una época de desorientación: los mitos seculares han caído con la “muerte de todos los dioses” que diagnosticó Nietzsche. El hombre contemporáneo se encuentra atrapado en un universo simbólico personal pero no colectivo de tal modo que la tarea de autorrealización del héroe le es ajena como tarea cósmica y se le presenta sólo como tarea personal.
En mi opinión no cabe un diagnóstico tan pesimista, el desasosiego no está tan extendido como parecemos querer creer. El héroe está hoy tan presente como lo ha estado siempre pero no a través de mitologías que solían cristalizar en religiones dogmáticas sino a través de los medios de comunicación de masas: el citado Skywalker, Goku o los pistoleros interpretados por Clint Eastwood encarnan hoy al héroe arquetípico que más allá de la virtud convencional luchan contra una realidad inhóspita para traer un poco más de luz y de verdad a este mundo ordinario. ¿Quién no ha colgado en su habitación o ha tenido de salvapantalla a uno de estos héroes actuales? Son estos mitos los que continúan invitándonos a esa aventura maravillosa y terrible que algunos llaman vida.
Artículo relacionado: «La senda del héroe».
Entrevista sobre Joseph Campbell y el monomito en el Diario El Prisma.
Comment
Muy buen articulo, felicitaciones espero que estes pensando en publicar otro porque hay mucho mas para profundizar sobre el tema como por ejemplo como la presencia o ausencia del monomito en una historia puede manipular la perspectiva del lector. Saludos
Estoy leyendo ( por 2° vez )El heroe…de Campbell, la resolucion de este articulo me resulta muy gratificante . Mi idea de dios es energia no antropomorfica .Me parece muy adecuado el final de este enfoque , ya que resulta acorde para la comprension del comun de la gente .
Exelente trabajo de síntesis. Habría que agregar el monomito de los Iniciados. Todos los Iniciados son hijo de la Virgen, todos tienen un padrasto carpintero, todos son hios de Dios. Todos mueren y al tercer día resucistan, etc. etc. Platon, Apolonio de Tyana, Napoleón, Alejandro, Jesucristo, y 25 Iniciados antes de él, tuvieron la misma «biografia». Existe un saber tradicional y eterno: la Tradición Iniciatica, o Tradición Esotérica. Felicitaciones para el autor.