Los límites éticos de la manipulación. Introducción
0INTRODUCCIÓN:
Entendemos ordinariamente que una persona manipula cuando realiza un acto o transmite una información con la pretensión de variar las opiniones y acciones de otras personas para obtener un beneficio.
Una vez definido el concepto de manipulación cabe preguntarse cuáles son sus límites legítimos. La palabra “manipulación” está cargada con connotaciones negativas, así que muchos pensarán que la manipulación es un acto en sí mismo inmoral. Sin embargo, debemos convenir que la manipulación tiene muchas facetas y que la ejercemos, casi sin darnos cuenta, en nuestra interacción cotidiana. Ir bien vestido a una entrevista de trabajo para “causar buena impresión” puede ser ejemplo de un acto manipulativo que la mayoría de personas considerarán legítimo. El anuncio de una tienda es manipulación ya que pretende inducir una variación de la conducta en el observador ; no obstante, pocos perciben la publicidad de un comercio como inmoral.
A su vez, aunque admitamos ciertas prácticas de manipulación otras sí que nos parecen reprobables. Engañar a alguien para conseguir nuestros objetivos suele ser considerado un exceso y no está admitido socialmente. Fomentar en otra persona una falsa culpabilidad para someterlo moralmente, es igualmente un acto que debemos considerar deshonesto.
También es cierto que tendemos a percibir con mayor laxitud los límites éticos de la manipulación dependiendo del contexto en el que nos hayamos. Por ejemplo, si alguien pretende arrendar un piso es comprensible que el arrendatario intente manipular al potencial inquilino para que le alquile su vivienda y la presentará idealizada; del mismo modo, el que va alquilar puede lamentar exageradamente el estado de la casa sin que ello nos resulte reprobable. En cualquier negocio, el vendedor y su cliente tienen intereses contrapuestos por lo que cierto nivel de manipulación debe ser asumido como legítimo.
Una razón frecuente para justificar la manipulación es la buena intención del manipulador. De este modo el que manipula se sitúa “más allá del bien y del mal” ya que la intención es correcta aunque los medios para alcanzarla sean reprobables. Este modo de pensar cínico es sumamente peligroso y suele ser la actitud de embaucadores sin escrúpulos que se autoconvencen de la bondad de actos que son, objetivamente, condenables. Aún así debemos tener en cuenta que numerosas personas asumen como correctas ciertas manipulaciones o engaños si estos persiguen fines bondadosos; por ejemplo, si un gato se zampa el hamster de un niño, muchos padres le dirán al infante que su animal se ha escapado o se “ha ido de vacaciones”. Otros, para edulcorar la verdad al menor, le dirán que el animal se ha ido al “cielo de los hamster”, en cualquier caso, el fin de estos comportamientos manipulativos es evitar el sufrimiento del niño pero ¿son comportamientos moralmente correctos?
En ocasiones manipulamos a alguien sin percatarnos de ello. Si esa manipulación es verdaderamente inconsciente no podríamos reprocharle al manipulador más que su falta de información pero no, realmente, un comportamiento inmoral, a no ser que mostrase un temerario e interesado desprecio por la verdad.
Para terminar quiero mostrar que los límites de la manipulación son difusos y, por tanto, su legitimidad es siempre problematizable. Solemos pensar que la argumentación racional no es una técnica manipulativa pero ese modo de verla no tiene por qué ser el acertado. Efectivamente, aquel que ha desarrollado la habilidad de usar técnicamente la argumentación será capaz de variar el pensamiento y las acciones de sus semejantes con bastante facilidad. Se piensa que esto no es manipular porque la argumentación es una técnica que “esclarece” el discurso, pero ¿es así? Muchos autores creen que la razón y, por tanto, la argumentación son modos manipulativos que se autoerigen como “correctos” pero que tienen el mismo fin que cualquier otra estrategia manipulativa: variar la mentalidad de los oyentes para provecho del que manipula o argumenta. Invito al lector a que reflexione sobre esto y se plantee una última pregunta: si toda argumentación racional es susceptible de ser considerada un acto manipulativo ¿no será este mismo artículo un ejercicio de manipulación?
En otros artículos he tratado más o menos sistemáticamente los límites éticos de la manipulación y las herramientas para evitarla:
Los límites éticos de la manipulación: la mentira.
Los límites éticos de la manipulación: el hostigamiento emocional.
Los límites éticos de la manipulación: el abuso en la comunicación.
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