El dios de las pequeñas cosas
4La obra de la escritora india “El dios de las pequeñas cosas” es un libro sobradamente reconocido por la crítica publicado en 1997. Trata de tres generaciones de una familia cristiana sirio-ortodoxa del estado de Kerala al sur de la Índia. La narración trascurre desde la primera juventud de los abuelos de los protagonistas, los gemelos Estha y Rahel, hasta que estos tienen 31 años una edad en la que aún no se es viejo pero la muerte se torna algo posible. A pesar de la amplitud en el tiempo de la narración la novela orbita sobre el triste destino de Sophie Mol, prima de los gemelos, y los amores inconfesables de Ammu, madre de Estha y Rahel. Temas como el problema de la vigencia del sistema de castas, el drama de la inmigración, el desarraigo o los conflictos de identidad en los países postcoloniales sirven de telón de fondo para mostrarnos la triste vida de Ammu, una vida vivida sin valor. Y lo más triste de todo es que cuando Ammu decide recuperar las riendas de su existencia, cuando comprende que debe dejar la vida a la que se ha condenado y ha condenado a sus hijos ya es demasiado tarde y el sufrimiento la sitia a ella, a sus hijos y a su familia.
Una novela de derrotados, de hombres y mujeres que viven estando muertos, renunciando a lo único que puede retornarlos al mundo real, sumergidos en sumisiones cobardes y renuncias gratuitas. Una novela triste que nos muestra que nuestra vida puede cambiar en un solo instante sin no nos ocupamos de vivirla desde ahora mismo. Una novela que invita a reflexionar y a intentar, en lo posible, retomar las riendas de nuestra propia vida… antes de que sea demasiado tarde.
“Para el Danzarín de Kathakali esas historias son sus hijos y su infancia. Ha crecido dentro de ellas. Son la casa donde se crió y las praderas en las que jugó. Son sus ventanas y su forma de ver. Así que, cuando cuenta una historia la trata como si fuera una hija suya. Se burla de ella. La castiga. La lanza al aire como una pelota. Forcejea con ella, caen al suelo y luego la deja escapar otra vez. Se ríe de ella porque la ama. Puede transportarte por mundos enteros en pocos minutos o puede detenerse durante horas a observar una hoja marchita. O a jugar con la cola de un mono dormido. Puede pasar sin ningún esfuerza de las matanzas bélicas al júbilo de una mujer que se lava el pelo en un arroyo de montaña. De la astuta vivacidad de un rakshasa con una idea nueva a un aldeano chismoso con un escándalo que propagar. De la sensualidad de una mujer dándole de mamar a un bebé a la seductora malicia de la sonrisa de Krishna. Puede desvelar la gota de dolor contenida en la felicidad. El pez oculto de la vergüenza en un mar de gloria.
Cuenta historias de los dioses, pero su cuento surge de un corazón humano, impío.
El danzarín de kathakali es el más hermoso de todos los hombres. Porque su cuerpo es su alma. Su único instrumento. Desde los tres años ha sido preparado sólo para contar historias, para ello se perfecciona y a ello ciñe y dedica su vida. Ese hombre que está detrás de una máscara pintada y lleva unas faldas ondulantes está lleno de magia.
Pero ahora se ha vuelto inviable. Imposible. Un bien declarado caduco. Sus hijos se burlan de él y desean convertirse en todo lo que él no es. Los ha visto crecer y convertirse en funcionarios y cobradores de autobús. Funcionarios de cuarta categoría cuyo nombramiento no aparece en el Boletín Oficial del Estado. Con sindicatos propios.
Pero él, que quedó suspendido en algún punto entre el paraíso y la tierra, no puede hacer lo que ellos hacen. No puede ir por los pasillos de los autobuses vendiendo billetes y contando monedas. No puede acudir al timbre que lo llama requiriendo su presencia. No puede inclinarse detrás de bandejas con servicios de té y galletas María.
Desesperado, se vuelve hacia el turismo. Entra a formar parte del mercado. Vende lo único que posee. Las historias que su cuerpo sabe contar.
Se convierte en un Toque Regional.
En el “corazón de las tinieblas”, los turistas, instalados en su ociosa desnudez y en su interés escaso y de importación, le hacen sentirse ridículo. Pero contiene su rabia y baila para ellos. Cobra sus honorarios. Se emborracha. O se fuma un canuto. Buena hierba de Kerala que le hace reir. Y después hace un alto en el templo de Ayemenem, él y los que van con él, y bailan para implorar el perdón de los dioses”
Maravilloso libro, un recorrido poético por los sinfines del «alma» humana…De una gran profundidad, y a la vez sencillez. Una joya.
Coincido contigo en que es un libro poético pero no en que sea sencillo. La lectura es tan sugerente y rica en ocasiones, los cambios temporales tan bruscos que es una novela que merece cierta atención para no perderse en ella.
Creo que contrario a lo que dices, sus personajes están llenos de alegría. Más bien son afectados por circunstancias que los llevan a momentos de tristeza.
DE LAS MEJORES NOVELAS QUE HE LEIDO.
David Escobar
Es muy bueno, ojalá y dediquen un rato de su tiempo a la lectura de este libro que los transportará a otro lugar por todo el rato que les dure la lectura. Leenla con paciencia y tiempo para que la disfruten a lo máximo!