Agustín de Hipona: La ciudad de Dios
2En el hombre existen dos inclinaciones, según Agustín, la del amor propio que nos lleva al pecado; y la del amor a Dios que nos lleva a la virtud. En base a estos dos impulsos humanos Agustín de Hipona traza su teoría de las dos ciudades. Para el filósofo cristiano, la comunidad de los fieles que se guían por el amor a Dios es la ciudad de Dios, siempre enfrentada a la ciudad terrena de los hombres que se aman a sí mismos. Como en casi todos nosotros viven enfrentados la carne y el espíritu, todos somos miembros de estas dos ciudades que están en una perenne pugna.
La ciudad de Dios es la comunidad de los santos y solo vencerá definitivamente cuando llegue el fin de los tiempos, por lo tanto, la ciudad de Dios no es una utopía factible en el tiempo como la ciudad ideal de Platón, sino una realidad que se efectuará solo tras el Juicio Final.
El orden político (ciudad terrenal) es fruto del pecado original, no entraba en el plan original de Dios, pero el creador tuvo que instituir el Estado para que el hombre pudiese tener un control colectivo sobre los apetitos de la carne. Esto nos lleva a la idea agustiniana de que el Estado solo es justo cuando los hombres virtuosos gobiernen sobre los pecadores en la medida que lo permita el orden terrenal. Como la virtud y la sabiduría verdaderos solo proceden de Dios, la ciudad terrenal será más justa cuanto más se adecue a la ciudad de Dios, quedando claro, por supuesto, que esta adecuación nunca será perfecta hasta el fin de los tiempos.
Si los gobernantes no se rigen por el amor a Dios sino por el amor propio e incitan a la población a amarse a sí mismos, en vez de a Dios, la diferencia entre una banda de ladrones y un Estado es de tamaño pero no de esencia. Sin amor a Dios, o en otras palabras, sin justicia no hay verdadero Estado. El objetivo de toda formación política justa es la paz entendida como tranquilidad y armonía social; en este orden terreno justo los hombres viven en el amor a Dios y al prójimo.
La teoría del derecho del de Hipona es un reflejo de su filosofía política. En la cúspide de todo derecho está la Ley de Dios que es la razón divina, la ley que ordenó el universo. En un segundo nivel, está la ley natural, que es la imagen de la Ley de Dios que el hombre puede captar con su raciocinio; por ejemplo, la norma “matar a un inocente está mal”. Por último, la ley temporal es la ley de los hombres según aparece en cada sociedad. Lógicamente la ley de un Estado será justa solo en la medida que derive de la Ley de Dios a través de la ley natural.
La filosofía política de Agustín justificó la mentalidad medieval que reivindicaba la primacía del poder espiritual de la Iglesia sobre el poder político terrenal.
OTRAS ENTRADAS SOBRE AGUSTÍN DE HIPONA EN ESTA WEB:
El debate fe y razón en Agustín de Hipona. Filosofía Política.
El desarrollo de la filosofía medieval.
Fuentes:
http://html.rincondelvago.com/la-patristica-y-la-escolastica.html
http://blogjesussilvaherzogm.typepad.com/estado/2009/09/san-agustn.html
http://www.webdianoia.com/medieval/agustin/agustin_filo.htm
«rincón del vago»
Simplemente.. no se puede poner como fuente el «rincon del vago» jajaja
Esta cita de San Agustín, libro 4 CAP. 31 es de el? O de varrón.
A qué se refiere?
Por favor una respuesta
existen muchas cosas verdaderas que no sólo no resulta útil al vulgo conocerlas, sino que también las hay que, aun siendo falsas, conviene que el pueblo crea lo contrario