Contexto filosófico de Tomás de Aquino
0 LA UNIVERSIDAD DE PARÍS:
El interés de los reyes de Francia por acrecentar su prestigio y el de la Iglesia por tener un nuevo medio para propagar su doctrina dieron forma a la Universidad de París del siglo XIII. Este mundo universitario se verá convulsionado por la recepción de Aristóteles a través de Averroes que supone el redescubrimiento de un autor intelectualmente muy fértil aunque algunas sus doctrinas, como la eternidad del mundo o la idea de Dios como agente motor del universo despreocupado del cosmos, chocasen con la doctrina católica.
La facultad de teología de la universidad de París en el XIII estuvo mayoritariamente dominada por profesores, como Giovanni Fidenza (san Buenaventura), adeptos al agustinismo, movimiento filosófico que consideraba que el hombre no puede conocer nada si no es “iluminado” por Dios. Esta teoría del conocimiento platónica fue hegemónica en la universidad de París y se oponía al nuevo aristotelismo.
Frente este agustinismo reinante en la facultad de teología se erige el maestro directo de Tomás de Aquino, Alberto de Colonia (1200?-1280), como defensor de la capacidad de la razón natural del hombre. Con este autor comienza la reivindicación occidental de un lugar propio para la razón ya que él es el primero que delimita estrictamente los ámbitos de la especulación racional y de la religión. La razón no es capaz de adquirir conocimiento por sí misma de misterios como la Trinidad o la Resurrección, esto pertenece a un orden de verdad más elevado; sin embargo, el conocimiento de la naturaleza sí compete a la razón del hombre y es un ámbito suficientemente amplio. En el conocimiento del mundo físico Alberto reconoce la autoridad de Aristóteles cuando no entre en conflicto con la religión. Aunque Alberto de Colonia restringe el ámbito de la razón y la supedita a la fe por otro lado, admite un ámbito propio a la razón que la religión no debe ambicionar. De Aquino integrará la separación que hizo su maestro entre la fe y la razón en su sistema.
Mientras que en la facultad de teología de París el agustinismo y el tomismo luchaban por conciliar fe y razón en la facultad de artes, donde se estudiaba física además de otras materias como lógica, surgió el averroísmo latino que de la mano de Averroes (1126-1198) y Aristóteles propuso una ruptura radical entre fe y razón. El filósofo árabe-cordobés había sostenido que el Corán tiene tres niveles de comprensión: el más simple habla con símbolos, exhortaciones o metáforas y corresponde a la fe y la religión, es el nivel de los hombres sencillos; el segundo nivel habla con argumentos, pertenece a la teología; por último, la interpretación más oculta es la filosófica que comprende el texto sagrado a través de demostraciones. Las lecturas del hombre sencillo, del teólogo y del filósofo son igualmente válidas pero la más alta y profunda es la del filósofo. No obstante Averroes no aclara qué pasa si doctrinas contradictorias son mantenidas por la razón y la fe simultáneamente: ¿cuál de ellas es verdadera?
Siger de Brabante (1240?-1284?) como maestro de física consideraba que Aristóteles y su comentador árabe Averroes eran la voz de la razón. Sin embargo, las conclusiones de estos autores chocaban con frecuencia con la fe y la contradecían abiertamente; cuando este conflicto tenía lugar Siger tras mostrar las conclusiones a las que llegaba necesariamente la razón se adhería por fe a la verdad que Dios había revelado. Para Siger existía por lo tanto un conflicto irreconciliable entre la fe y la razón ya que cada una con sus propios medios llegaba a conclusiones contrarias. Las ideas de Siger y los demás averroístas fueron condenadas en 1270 porque muchos veían en sus ideas sobre la separación fe y razón un subterfugio para hacer afirmaciones contrarias a la religión sin incurrir en condena religiosa. Sea como sea Tomás de Aquino luchó contra estas filosofías ya que consideraba imposible que dos dones de Dios como la fe y la razón se contradijeran entre sí.
LA UNIVERSIDAD DE OXFORD:
Mientras que en la Universidad de París imperaba la vertiente más metafísica y lógica del aristotelismo los maestros de Oxford se interesaron por la faceta más empirista de Aristóteles. Este interés por los hechos observables y por las matemáticas contribuyó enormemente a que fuera en el ámbito anglosajón donde naciera la ciencia moderna con autores como Guillermo de Occam (s. XIV) o Isaac Newton (s. XVII).
En este contexto surge Roger Bacon (1214-1294), padre del método científico, que considerará que sólo hay una sabiduría que es la revelada por Dios por lo que la verdadera filosofía es revelación como pensaban también los agustinistas. Bacon es crítico con la filosofía de su época a la que ve trabada por la superstición de la autoridad y por el desprecio al estudio de las matemáticas y a los datos de la experiencia. Mientras, dirá Bacon, que los maestros de París discutían sentencias de Aristóteles o las Sagradas Escrituras sin saber griego ni hebreo y disputaban sobre cuestiones fútiles despreciaban el conocimiento de la ciencia experimental que aúna experiencia y matemáticas y que engendra verdadera certeza y permite escudriñar los misterios de la naturaleza para obtener de ella efectos prodigiosos y útiles.
Tomás de Aquino delimitó con mayor rigor los ámbitos de la fe y de la razón que Bacon pero siguió mostrando el típico desprecio escolástico hacia la experiencia y las matemáticas; de alguna manera la confluencia del interés de Bacon por la ciencia experimental con la delimitación fe-razón que se produjo en el XIII de manos de Tomás de Aquino y los averroístas abrió el camino para el surgimiento de la ciencia moderna y de la separación, tan occidental, entre Iglesia y Estado.