Cuando la discriminación no es discriminación
2Vía menéame encuentro esta noticia de El Confidencial sobre el maltrato a los hombres. El tema es peliagudo porque el pensamiento bienpensante actual prohíbe presentar a las mujeres de otro modo que no sea como víctimas en el asunto del maltrato doméstico, pero el artículo citado es bastante revelador. Se me ocurren varias reflexiones.
Es evidente que presentar una agresión a una mujer criminalizando a la mujer es vomitivo, pero tan aberrante me parece el justificar una agresión a una mujer con el “algo habrá hecho”, como asumir el testimonio de una mujer como infaliblemente cierto por el simple hecho de ser mujer. Hasta el día que comprendamos que el mal y el bien y la crueldad y la ternura no pertenecen unilateralmente a ninguna raza, religión o sexo no viviremos en un mundo que se merezca la pena llamar civilizado. Desgraciadamente, una mujer puede mentir perfectamente y simular una agresión, exactamente igual que un hombre. Si creemos a la mujer por el simple hecho de ser mujer ¿qué diferencia hay a cuando, en caso de agresión sexual, se entendía que la culpable era siempre la mujer porque provocaba? Ninguna a mi juicio.
Por otro lado, me pregunto si victimizar a la mujer por el hecho de ser mujer no será una actitud radicalmente machista. Presentar a la mujer como “la parte más débil” ¿no la hace realmente más débil al menos en la conciencia social? Cuando se atribuye la patria potestad a una mujer solo por el hecho de ser mujer ¿no se está implementando el rol sexista, contra el que tantas feministas han luchado, según el cual la mujer es ante todo Madre y el hombre es “el que ayuda” en la crianza de los hijos? ¿Son estos los roles hombre-mujer que quieren las mujeres hoy por hoy? ¿Son los roles que realmente se asumen en las parejas con hijos? El pensamiento políticamente correcto actual adopta posturas sexistas y reproduce roles sexuales que imitan a la perfección las posturas y mentalidades que hace poco considerábamos «machistas».
Por último, algo sobre el tema de la “discriminación positiva” tan de moda bajo el nombre de la paridad gracias al implacable avance del progrismo. Por un lado, lo de discriminación positiva chirría tanto a “buenpensar” que da grima, es como hablar de “esclavitud libre” o “violencia pacífica”… La expresión “discriminación positiva” la hemos introducido en nuestro lenguaje y no nos hemos dado cuenta lo que asquerosamente quiere insinuar: que existe discriminación “buena” y discriminación “mala”. ¿Quién determina cuando se discrimina bien y cuando mal?
Quien crea que la mujer necesita de muletas para abrirse paso en el mundo actual no creo que esté siendo justo con ellas. Creo que se debe ser implacable en la lucha contra la discriminación, creo que las inspecciones de trabajo se deben preguntar porque en determinadas empresas el número de hombres y de mujeres es tan dispar, y creo que los gobiernos deben tener el valor de tomar las medidas oportunas con el máximo rigor. Pero, subrayo, pretender equilibrar la balanza, desequilibrada por la falta de responsabilidad y de valor de gobiernos que no se atreven a meter mano a los empresarios, es un acto cobarde y denigrador para la mujer. Y hablo como profesor de secundaria porque este año, y es una tónica general en el instituto en el que estoy, de cincuenta alumnos en segundo de bachillerato, cuarenta son mujeres… ¿Deberíamos discriminar positivamente a los muchachos para que haya paridad? Es absurdo ¿verdad? Paulatinamente, el número de universitarias supera el de universitarios ¿también paridad en la universidad?
Para terminar quiero decir que hasta que no nos concienciemos de que la palabra igualdad o justicia no se pueden utilizar para arrimar el ascua a nuestra sardina; hasta que no nos demos cuenta que la injusticia solo produce frustración y violencia; y hasta que no asumamos que no podemos estar a favor o en contra de una injusticia o de una discriminación dependiendo de si esa injusticia o discriminación nos beneficia o no, no habremos avanzado nada en entender que la dignidad de una persona no está ni en el color de su piel, ni en su religión, ni, por supuesto, en lo que tiene entre las piernas.
sé feliz
De acuerdo
Estoy prácticamente en todo de acuerdo contigo.
Ésto es consecuencia, como dices, de que se ve muchas veces a la mujer exclusivamente como víctima (En noticias, series, cine…) y por lo tanto cuesta asumirla en un rol de maltratadora.
Pero las hay, claro, y no se le hace ningún favor a nadie perpetuando este tipo de roles.
Hay que aprender a ver estos actos como de persona a persona, no de mujer a hombre o de hombre a mujer, y a la gente que no está familiarizada con el tema de igualdad, o que no lo ha pensado en profundidad, le cuesta hacerlo, porque esta sociedad aún está muy diferenciada por sexos para casi todo, por desgracia.
En cuanto a la discriminación positva, estoy de acuerdo en que no debiera existir ese término, pero yo comprendo que desde las administraciones se quiera ayudar a un sector menos favorecido social o culturalmente dándole determinados beneficios sobre el otro para acelerar el cambio, aunque lo cierto es que no sé hasta que punto eso es beneficioso, porque sí que podría tener consecuencias paradójicas…
Un saludo!
http://www.martayefra.blogspot.com
También yo comprendo que en ocasiones pueda parecer necesaria la discriminación positiva, pero esta táctica de lucha contra la exclusión no deja de ser más que paños calientes que no intentan atajar en problema de raíz. Si se sustituyera el esfuerzo de discriminar positivamente a la mujer por el esfuerzo de luchar contra la discriminación sexista en el trabajo con inspecciones efectivas y sanciones rigurosas, creo que se avanzaría más y con mayor justicia.
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