Diferencia entre la mentalidad del vasallo y del ciudadano
2Uno de los mayores lastres para el progreso efectivo de una sociedad es el establecimiento y normalización de un sistema político de vasallaje. Los estudios que relacionan la corrupción con el subdesarrollo social y económico vienen a mostrar que el nivel de igualdad y justicia social en un territorio dado es inversamente proporcional al grado de corrupción política. Siendo esto así debemos preguntarnos por qué el caciquismo impera por doquier en el planeta cuando es un sistema socialmente empobrecedor.
Solemos imaginar al déspota como alguien que impone su voluntad sobre otros a través de la fuerza y el engaño; esta visión es muy parcial. El poder del cacique no se basa, prioritariamente, ni en la fuerza física ni en la propaganda sino en la capacidad de otorgar dádivas a sus clientes que quedan transformados en seguidores acérrimos de su benefactor. Así, el cacique es percibido por sus beneficiarios como un “buen hombre” que ayuda, protege e, incluso, se preocupa por el bienestar de sus lacayos, aún cuando para todos sea evidente que siempre se quede con la mayor parte del pastel.
El clientelismo impide el progreso social, entre otras razones, porque el vasallo obtiene beneficios por su sumisión y no por la valoración objetiva de méritos. Como acertadamente proclamó Étienne de La Boétie, cualquier sistema despótico se basa antes en la aceptación de favores que en el uso de la violencia. Muchos construyen diatribas contra los opresores sin caer en la cuenta que tales individuos son mantenidos por la aquiescencia de la mayoría. Esta sumisión normalizada es la que hace tan difícil derrocar cualquier tiranía: la mentalidad del vasallo queda extendida a la mayoría de la población y entendida como “natural”.
Por ejemplo, desde la perspectiva meramente racional las pensiones, subsidios, becas, etc. son retribuciones justas que reciben trabajadores y estudiantes según sus necesidades y méritos. Un jubilado medianamente cabal no agradecerá a ningún partido o cacique recibir una pensión digna ya que se sentirá con legítimo derecho a ella. Sin embargo, el discurso propagandístico de los partidos políticos tiene como base proclamar las supuestas gracias que otorgan a la ciudadanía; la mayoría de los súbditos no caen en la cuenta que esa riqueza es creada por el propio pueblo y no por una casta parasitaria que se autoconceptualiza como necesaria pero que no tiene una función productiva clara. Algunos defienden al PSOE por aprobar la ley de dependencia, otros al PP porque supuestamente no ha recortado mucho las pensiones… De esta manera el discurso ciudadano, que considera que la riqueza y los derechos civiles son una construcción colectiva, se opone a la mentalidad del vasallo, que se siente pasiva y “beneficiada” por el cacique. La ideología del esclavo le exonera de su responsabilidad social, por tanto es una ideología no solo acomodaticia sino también cómoda; esta comodidad e irresponsabilidad del vasallo es, verdaderamente, la piedra angular sobre la que se asienta cualquier tiranía.
De la Servidumbre Moderna – Jean Francois Brient from Teotl Nahualli on Vimeo.
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Que razóon tiene……… la libertad consiste en caminar… sin necesidad de contar los pasos.
El ocio es la verdadera libertad…. todo lo demás… una prisión de humo.