El bien y el mal como juegos del lenguaje
0 El bien y el mal son construcciones lingüísticas, palabras que hacen referencia a conceptos construidos socialmente. Podríamos debatir si hay algún concepto que no sea una mera construcción social, pero lo que es obvio es que bien y mal no tienen un referente objetivo más allá de nuestro juego de lenguaje.
Principalmente, bien y mal hacen referencia a lo “beneficioso” y “perjudicial”. El lobo es un animal “malo” porque mata y roba el ganado, de la misma manera, el robo o la mentira son “malas” porque son perjudiciales para la vida social. Hemos llamado bueno, por contra, a lo que nos resulta beneficioso. Un “buen hombre” es aquel que hace cosas buenas, cosas beneficiosas. Lo evidente de esta concepción la observamos cuando trastocamos sin pudor los valores morales en circunstancias que nos convienen. Matar es una de las cosas más malvadas que existen, sin embargo, la plebe ve bien matar en la guerra o a los criminales.
Teniendo esto presente se comprende lo vacío de la “lucha contra el mal”, que se ha convertido en el eslogan de muchas religiones y de las guerras colonialistas de los EE. UU. Luchar contra el mal es luchar contra lo que nos perjudica, contra lo que no nos conviene, lo que va en contra de nuestro interés. En este sentido no podemos dudar que los yanquis y los fanáticos religiosos se han mostrado coherentes hasta ahora.
Cuando se olvida la ecuación malo = perjudicial, la “lucha contra el mal” conlleva la deshumanización del “malvado”; ha sido esta deshumanización la madre de la mayor parte de las crueldades, genocidios y crímenes contra la humanidad de los que tenemos constancia. Captar el carácter lingüístico de los concepto bueno y malo quizás nos ayude a relativizar al enemigo y a comprenderlo como lo que es, alguien con intereses distintos a los nuestros.
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