El derecho a la intimidad como límite a la libertad de información
0Este verano los medios de masa se han encargado de airear noticias morbosas en las que la intimidad de algún político o personaje público se veía violentada. Que esas noticias salten a primera plana de los periódicos y la televisión, muestra a las claras el alejamiento de cualquier tipo de consideración moral que sufren los grandes medios. No sé si es por alimentar el morbo y así aumentar las menguadas audiencias; o es simplemente que los directores de los medios consideran noticias relevantes los vídeos, mensajes o cartas íntimas de esos personajes públicos; lo que sí sé es que me resulta repugnante la invasión de la intimidad de cualquier persona y que cuando un medio publicita estas noticias se está convirtiendo en colaborador necesario de un comportamiento indigno.
¿Qué me importa a mi la vida íntima de las políticas costarricenses, brasileñas o españolas implicadas en estas supuestas noticias? Cuando un medio da bombo a estas informaciones está traspasando la línea que separa el periodismo serio de la prensa amarilla; lo triste es que, mayoritariamente, los medios españoles e internacionales no parecen hacer ninguna distinción entre un tipo de periodismo y otro.
Una política toledana ha sido recibida en un pleno con los gritos de zorra y puta por haberse filtrado un vídeo íntimo. Del mismo modo, este verano fue noticia unas fotos en donde un príncipe europeo aparecía desnudo en el cuarto de un hotel. ¿No es la intimidad de los particulares un límite evidente a la libertad de expresión? Si es legítimo airear vídeos íntimos o fotos hechas en un cuarto de un hotel ¿lo es también publicar los emails personales? ¿se puede también difundir fotos hechas en la alcoba o en el baño de cualquiera? ¿dónde pondremos el límite, hasta dónde llegaremos en esta vorágine repulsiva? Parece que para algunos profesionales de la información la ética periodística es algo del pasado; ¿pensarían lo mismo si se difunden por la red vídeos personales suyos en una fiesta o de vacaciones?
La actitud digna, periódisticamente hablando, ante estas noticias es la indiferencia, el silencio. Del mismo modo que un medio serio no informa sobre la vida personal de la farándula y deja ese menester, tan insustancial y bajo, a la presa rosa, los medios de información que se tengan por solventes, no deberían airear ciertas noticias que solo interesan a gentuza con una pobre vida personal. Tan pobres que se complacen en conocer las intimidades de otras personas y escandalizarse hipócritamente por conductas y comportamientos ocurridos en el ámbito particular de terceros.
Con más razón debemos luchar contra este comportamiento periodístico hoy en día, en donde cualquiera tiene un dispositivo móvil de captura de imágenes. Todos adoptamos en nuestra vida privada conductas que, sin ser ilegales o inmorales, no deseamos que sean aireadas fuera de nuestro círculo cerrado. En celebraciones como bautizos, bodas, en fiestas como carnavales o ferias, adoptamos comportamientos que tienen sentido en ese entorno festivo, pero ¿qué pasaría si fueran descontextualizadas y divulgadas en forma de vídeos o fotos? Creo que el lector convendrá en que no es algo agradable que nuestra intimidad se vea violentada sin nuestro consentimiento; pues eso mismo es lo que sufren los personajes que ven expuestos fotos o vídeos íntimos en la arena pública.
Ya que los medios no parecen estar a la altura de su responsabilidad moral, al menos nosotros siempre tenemos la opción de no sentirnos asqueados por una nueva invasión de la intimidad y apagar el televisor, cerrar el periódico o no acceder a links con informaciones que degradan a la profesión periodística. Aún así, mucho me temo que durante bastante tiempo mojigatos y chismosos encontrarán en los medios generalistas abundante carroña de la que alimentarse.