El lenguaje unidimensional, Herbert Marcuse
0 “Este tipo de bienestar, el de la superestructura productiva que descansa sobre la base desgraciada de la sociedad, impregna a los «mass-media» que constituyen la mediación entre los amos y sus servidores. Sus agentes de publicidad configuran el mundo de la comunicación en el que la conducta «unidimensional» se expresa. El lenguaje creado por ellos aboga por la identificación y la unificación, por la promoción sistemática del pensamiento y la acción positiva, por el ataque concertado contra las tradicionales nociones trascendentes.
[…] Los conceptos de autonomía, descubrimiento, demostración y crítica dan paso a los de designación, aserción e imitación. Elementos mágicos, autoritarios y rituales cubren el idioma. El lenguaje es despojado de las mediaciones que forman las etapas del proceso de conocimiento y de evaluación cognoscitiva. Los conceptos que encierran los hechos y por tanto los trascienden están perdiendo su auténtica representación lingüística.”
Herbert Marcuse; El hombre unidimensional; capítulo cuarto, “El lenguaje de la administración total”. Traducción de Antonio Elorza para la editorial Seix Barral.
Ya en 1964, el filósofo alemán Herbert Marcuse denunció como la posibilidad de generar industrialmente eslóganes hipnóticos sobre la población, permitía manipular el lenguaje, los conceptos y, por tanto, buena parte de las conductas y pensamientos de la sociedad. En el fragmento que inicia este apunte, el autor germano denuncia como los mensajes de los “mass-media” potencian una conducta unidimensional en la inmensa mayoría de la sociedad. Los anuncios, la información de los telediarios, las series nacionales y extranjeras… nos inculcan ciertos valores, deseos, aspiraciones e impide que podamos soñar esa otra vida que podríamos vivir si no fuera tan importante comprarse algún artefacto inútil, las vicisitudes sexuales de los famosos o quién ganará el próximo partido del siglo. Los media invaden nuestro espacio mental anulando, con sus promesas de más y más felicidad, otro pensamiento que no sea el repetido por los amos de la sociedad.
Denunciaba también Marcuse cómo los conceptos pierden sus representaciones lingüísticas. Efectivamente, para los medios de propaganda, ser libre es poder contratar más canales de televisión; conducir un coche más veloz; o poder comprarse una crema para parecer joven. La sociedad unidimensional se caracteriza por su afán de concretizar lo real, hacer del hecho la verdad. El lenguaje se torna en un recurso totalitario que representa ante nosotros mentiras evidentes pero inculcadas como válidas desde nuestra niñez.
Ejemplo de este uso del lenguaje y la normalización de la mentira, es una de las últimas campañas de publicidad del sorteo Euromillones. El eslogan escogido no puede ser más claro: “La libertad es el premio”. Es falso, evidentemente, que la libertad te la conceda un papel con números impresos; nunca ha sido así. Todos entendemos lo que quieren decir los publicistas tras ver el anuncio: la libertad se consigue teniendo dinero para sustraerse de las obligaciones laborales; un trabajador honrado no puede obtener tal cantidad de dinero trabajando; por tanto, jugar a juegos de azar es la opción más factible para alcanzar la libertad. No obstante, descubrimos el engaño cuando comprendemos que “libertad” es mucho más que no trabajar o poder comprarse un yate. ¿Ganar un premio en la lotería me va a liberar de la crisis económica o de los parásitos que la generaron? Es obvio que no, pero el concepto de libertad política aparece en el imaginario del hombre unidimensional como algo irreconocible y romántico ya que ha sido inducido por la propaganda a creer que la palabra “libertad” hace referencia a la satisfacción de un capricho o lujo superfluo y no puede entender esa palabra fuera de ese contexto de referencia. Así, con el vaciamiento del sentido trascendente de los valores, el control del pensamiento se hace total. La diferencia se reproduce al margen y es neutralizada por el ruido de la información generada industrialmente.
imagen extraída de: http://manodemandioca.blogspot.com.es/2010/09/la-paralisis-de-la-critica-una-sociedad.html