En donde Cayo Velleio ataca la doctrina según la cual todo está determinado
055. Resultado de esta teología fue en primerísimo lugar vuestra doctrina de la Necesidad o el Hado, lo que llamáis «heimarmene», la teoría de que todo acontecimiento es resultado de una verdad eterna y de una ininterrumpida secuencia de causas. Pero ¿qué valor se puede dar a una filosofía que piensa que todo acontece por obra del hado o la fatalidad? Esta es creencia propia de viejas, y aun de viejas incultas. Y viene luego vuestra doctrina de la «mantiké» o Adivinación, que nos sumergiría hasta tal punto en la superstición, si con sintiéramos en escucharos, que daríamos culto a los harúspices, augures, traficantes de oráculos, videntes e intérpretes de sueño.
56. Pero Epicuro nos ha liberado de terrores supersticiosos y nos ha devuelto a la libertad, de manera que no sentimos ningún temor hacia unos seres que, como sabemos, no se causan ninguna molestia a sí mismos y procuran no causar ninguna a los demás, mientras que veneramos con piadosa reverencia la trascendente majestad de la naturaleza.
Cicerón; Sobre la naturaleza de los dioses, XX 55-56
Artículo interno: Cicerón como filósofo. Fragmentos de Sobre la naturaleza de los dioses.