Hacia un nuevo concepto de productividad
2En el actual entorno de crisis la palabra “productividad” se escucha cada día más en los medios de masa. Entre tantos becerros de oro, la productividad se erige como un ídolo especialmente poderoso que nos puede sacar del atolladero económico si hincamos las rodillas ante él. Pero, ¿a qué concepto de productividad se refieren nuestros bondadosos amos? En Occidente se ha ido imponiendo, desde hace siglos, un concepto de la productividad que se asocia a lo medible y, en último término, al lucro. Una empresa es productiva si manufactura muchos productos y gana dinero; un médico es productivo si cumple con su cuota de pacientes atendidos; un instituto de investigación es productivo si sus trabajos se publicitan en los medios. Pero, ¿es este el único concepto de productividad? ¿no existen otros valores con los que podamos evaluar el nivel de desarrollo de una sociedad, una institución o un individuo?
Lógicamente sí. La mujer se incorporó al sistema de trabajo capitalista y se hizo “productiva”; por contra, las tareas antes realizadas por mujeres como la crianza de los hijos o el cuidado de la familia, quedaron al margen y son tachadas de improductivas. No hay una malévola intención detrás de todo esto, es, sencillamente, que ciertas tareas socialmente imprescindibles no son medibles y, desde la óptica capitalista, no tienen valor. Por supuesto que es beneficioso para cualquier sociedad romper estereotipos y que toda su población tenga acceso a la educación y a un desarrollo profesional; eso hoy ya pocos lo dudan. Pero si considerásemos las tareas que antaño desempeñaban casi unilateralmente las mujeres, con algo más de respeto, entenderíamos que son tareas no mediblemente productivas pero valiosas, necesarias y enriquecedoras humanamente. ¿O es que un varón no crece, como persona, dejando de ser un mero eslabón de la cadena productiva y ejerciendo de padre, cocinero, cuidador..?
Las pasadas vacaciones de invierno, paseando a la orilla del Guadalquivir, me detuve a mirar los grafitis que adornaban el paseo fluvial. ¿Es productivo ese arte? Es de suponer que la mayoría de los grafiteros que realizaron aquellas obras no cobraron por ellas, lo más probable es que tuvieran que pagar de su bolsillo el material para la realización. El arte no es medible ni reducible a lo económico, por lo tanto, desde la óptica de nuestra sociedad, es una actividad no productiva, un lindo pasatiempo, nada más. Transmitir sentimientos, expresar ideas en libertad, arrancar una risa al transeúnte o crear un poco de belleza en la desolación de la urbe son solo bagatelas y malgasto de tiempo para usureros, políticos y “gente de bien”.
En este sentido es interesante observar hasta qué punto internet ha aportado conocimiento y, en general, riqueza social sustrayéndose de esa mentalidad tan reduccionista. Miles de personas anónimas crean páginas en las que se expresan y construyen conocimientos. En mi caso, como persona curiosa e interesada en la historia del pensamiento humano, internet y el esfuerzo desinteresado de muchos desconocidos han contribuido en mi desarrollo y enriquecimiento personal. Claro que no nos podemos quedar con los apuntes que cuelga un profesor o con una entrada a la Wikipedia, debemos ir a los textos y hechos mismos para una verdadera comprensión; pero negar el valor de la red para el aumento de nuestro conocimiento colectivo es negar lo evidente. Sin embargo, gran parte de ese esfuerzo se hace sin remuneración ni reconocimiento, a espalda del concepto capitalista de productividad.
La semana pasada, sin ir más lejos, encontré una serie de documentales subidos a tu.tv que trataban del desarrollo humano en la infancia. Me descargué uno de estos documentales y lo compartí en clase con los alumnos. ¿Quien subió el vídeo qué ganó? No lo sé ni me importa, lo que sí es evidente es que ese esfuerzo creó riqueza a despecho de “los defensores de la cultura”, algunos de los cuales parecen que están, a día de hoy, con un pie en la trena. Y si alguien piensa que también los que elaboraron el vídeo tienen derecho a enriquecerse y ganarse la vida, piensa algo razonable; pero al subir el documental ¿qué se consigue, difundirlo y dar la posibilidad que alguna persona se decida a comprarlo o evitar que la gente lo compre? Los alumnos y yo hubiéramos tenido muy pocas posibilidades de acceder a ese conocimiento si no estuviera liberado, una vez conocido el material podemos tomar la decisión de adquirirlo o no; mas sin conocerlo no podemos tomar tal decisión.
En definitiva, ahora que el capitalismo, siendo diplomáticos, pasa por horas bajas, el concepto de productividad que defiende se muestra como la simplificación que es. Solo desde esta simplificación se concibe que en el estado español haya seis millones de mujeres y hombres sin trabajo a los que nuestra sociedad considera “improductivos”; solo desde esta necedad existen millones de ancianos que ya “no son útiles”; solo cuando abandonemos a los falsos ídolos podremos reconocernos entre nosotros y decidir conjuntamente el futuro que verdaderamente queremos.
imagen extraída de:
Desde Venezuela, quisiera felicitarte por tu página (y excelente esfuerzo de mantenerla). Mi esposa y yo te hemos seguido desde hace varios años. Haces uso del pensamiento crítico con un alto nivel cognitivo y gnoseológico. Siempre aconsejo a mis estudiantes visitar esta página. Te deseamos muchos éxitos. Saludos desde la Patria libre de Bolívar.
Gracias por tu consideración. Realmente el sentido de la página es aportar información y fomentar el debate; si eso lo has obtenido visitándola, le das sentido al proyecto.
saludos