¿Es usted una buena ama de casa? ¡Sea creativa!
0Otro problema para los vendedores fue el complejo de culpa causado por los artefactos que facilitan el trabajo del ama de casa. Las mujeres, en lugar de sentirse agradecidas por estas maravillosas mercedes, reaccionaron en muchas casos considerándolas como una amenaza a sus dotes creadoras. Las esposas que trabajan fuera de casa (alrededor de diez millones)podían recibir con parabienes dichos artefactos que les ahorraban tiempo y trabajo, pero las amas de casa comunes, en gran número,demostraron una inesperada resistencia.
El director de investigaciones de una agencia de publicidad resumió la situación en estas tristes palabras: «Si usted le dice a un ama de casa que mediante el uso de un lavarropas, un secador o un lavador de platos, puede disponer de tiempo para jugar al bridge,¡va muerto! El ama de casa de hoy día. hasta cierto punto, se encuentra liberada, por lo que se siente culpable al no trabajar tanto como lo hacía su madre. Usted no dará en la tecla si le ofrece más libertad. Lo que debe hacer, en cambio, es subrayar el hecho de que los artefactos le dejan más tiempo libre para cuidar a sus hijos y ser mejor madre.»
Nuestros pequeños temores y ansiedades, al igual que nuestros sentimientos de culpa, ofrecían muchas brechas que los manipuladores en profundidad aprovecharon en beneficio de emprendedores comerciantes. Aquéllos encontraron, por ejemplo,que a veces rechazábamos algunos productos porque nos llenaban de una ligera inquietud.
Ejemplo de ello son las dificultades en que cayó Jell-o. Durante muchos años Jell-o había sido un producto familiar en millones de casas porque se había afianzado en la mente del público como un tipo de postre fácil de hacer y sencillo. Luego, a principios de la década del 50, sus promotores, deseosos de que apareciera con sus mejores galas en los anuncios, comenzaron a mostrarlo en hermosas creaciones de varias capas multicolores llenas de elaborados toques decorativos. Los anuncios eran espectaculares,pero no produjeron las ventas deseadas. Jell-o se encontraba en aprietos, sin saber por qué. Se pidió al doctor Dichter que investigara a fondo la situación. Sus investigadores, al ponerse en contacto con las amas de casa, pronto determinaron la dificultad.Las amas de casa habían experimentado una vaga sensación de inferioridad al ver las hermosas creaciones que se anunciaban. Se preguntaron si no fracasarían al tratar de imitarlas, y vagamente se molestaron ante la idea de que alguien las contemplara y les dijera:»Tiene que salir así”. De modo que muchas se confesaron ante los anuncios de Jell-o: «Bueno, si tengo que tomarme todo ese trabajo,es mejor que prepare mi propio postre.»
Después de que el doctor Dichter hiciera su diagnóstico Jell-o volvió a ser el postre sencillo, que no requiere esfuerzos, se lo puede preparar en cualquier momento, y no lleva firuletes. En 1956,por ejemplo, se lo mostró como un budín sencillo de un solo color en medio de divertidos dibujos de cuentos de hadas que arrancaron múltiples comentarios de admiración.
Vance Packard; Las formas ocultas de la propaganda; capítulo seis de la traducción de Martha Mercader de Sánchez-Albornoz para la editorial Sudamericana. (las negritas son mías).
Otros fragmentos de esta obra de Vance Packard:
Análisis de Las formas ocultas de la propaganda.