Internet e hipocondría, una mala combinación
0La difusión de información que supone internet tiene evidentes efectos positivos para la sociedad, pero, sin capacidad crítica que nos permita jerarquizar los datos y discriminar lo relevante de lo que no lo es, tal flujo de información puede ser inútil e incluso perjudicial. Un ejemplo poco destacado de lo que digo es la proliferación de páginas con información médica en donde se describen dolencias o casos de personas enfermas; si hace unos años se hablaba de los riesgos de la automedicación hoy sufrimos los excesos de la autodiagnosis.
Siempre han existido hipocondríacos que buscaban información en enciclopedias o en su grupo social para después ir al médico relatando e interpretando unos síntomas aprendidos; la red ha exacerbado esta tendencia hasta tal punto que cualquier médico de cabecera o especialista atiende frecuentemente a enfermos imaginarios que saben recitar listas completas de síntomas leídos en la Wikipedia. Puede resultar irritante que alguien quiera sustituir los años en la facultad de medicina por unos cuantos clics de ratón, pero la estupidez humana no tiene límites y este abuso no es uno de los mayores que se cometen contra el sentido común.
Sería interesante saber hasta que punto un hipocondríaco puede somatizar los síntomas aprendidos. Por lo general, hay diferencia entre que una persona crea o quiera padecer una enfermedad y verdaderamente padecerla; sin embargo, ¿ocurre lo mismo con los “trastornos de la personalidad”? En muchas enfermedades infecciosas, por ejemplo, existen pruebas médicas objetivas que permiten confirmar la infección o no del organismo; sin embargo, las enfermedades mentales se diagnostican por el comportamiento del paciente y el testimonio de sus familiares. Si un menor de edad es autoinducido a pensar que sufre algo tan poco concreto como “hiperactividad” ¿podría llegar a interpretar el rol que la ciencia psiquiátrica le adjudica hasta transformarse verdaderamente en un enfermo? ¿Antes que se inventase el TDH existían niños con TDH?
Solemos considerar al hipocondríaco como alguien que imagina padecer una enfermedad fisiológica objetivable; pero bien podría imaginar y fingir, también, una enfermedad mental. De hecho, está comprobado que algunos menores de edad han sufrido anorexia tras visitar páginas web en donde se fomentaba este comportamiento y se explicaba como interpretarlo. Siendo tan difícil el diagnóstico objetivo de las supuestas enfermedades mentales y tan fácil encontrar información sobre ellas en la red no deberíamos descartar la posibilidad de que muchos de estos “enfermos”, a día de hoy tratados químicamente, no sean más que personas convencidas, por ellas mismas o el entorno social, de padecer tales enfermedades.