La elegancia del erizo de Muriel Barbery
12Renée es la portera aparentemente convencional del número 7 de la calle Grenelle. Sus ricos vecinos la toman por una mujer simple e ignorante pero ella oculta el secreto de su amor a la cultura, de su fina perspicacia. Tiene un televisor que se enciende cuando los vecinos pasan por la entrada del edificio para que ellos crean que se embrutece con la televisión mientras ella, realmente, investiga en fenomenología o relee a los clásicos de la literatura. En ese mismo edificio Paloma finge ser también una niña común pero oculta una penetrante inteligencia y un asqueado desengaño del mundo. La llegada de un nuevo vecino revolucionará el anodino edificio y la vida de estas dos mujeres.
Esta obra retrata a la perfección las consecuencias de la impotencia moral, del abandono de la propia vida; los vecinos del bloque también interpretan sus papeles aunque algunos con más dignidad que otros. Uno no puede evitar preguntarse ¿ocultarán ellos también tras sus tristes vidas un secreto apasionante como Renée y Paloma? Lo que es innegable es que todos en esta obra intentan mostrarse como lo que no son y todos por la misma razón: por miedo a la propia vida. Renée al final del libro parece decidida a romper con su máscara y con su secreto miedo a ser feliz eso es lo que la diferenciará de sus vecinos.
Hace unos días publiqué un post sobre Leolo en el que citaba la frase de la película: “Lo único que le pido a un libro es que me inspire energía y valor, que me diga que hay más vida de la que puedo abarcar, que me recuerde la urgencia de actuar.”. Y esta es la virtud de la obra de Barbery, nos recuerda la urgencia de actuar. La autora nos recuerda que frente a tantos proyectos inacabados, frente a tantos placeres postergados, frente a tanto amor ahogado por la prudencia debemos ser conscientes de que la muerte nos espera en cada esquina y que es nuestro ineludible fin. Quien lea el libro descubrirá lo que quiero decir, descubrirá que la obvia conclusión de este libro es que no merece la pena esperar a mañana para empezar a vivir porque mañana ya puede ser demasiado tarde… y mañana es hoy.
“Yo en cambio hace tiempo que aprendí que la vida se pasa volando, mirando a los adultos a mi alrededor, tan apresurados siempre, tan agobiados porque se les va a cumplir el plazo, tan ávidos del ahora para no pensar en el mañana… Pero si se teme el mañana es porque no se sabe construir el presente, y cuando no se sabe construir el presente, uno se dice a sí mismo que podrá hacerlo mañana y entonces ya está perdido porque el mañana siempre termina por convertirse en hoy, ¿me entendéis?
De modo que sobre todo no hay que olvidarlo. Hay que vivir con la certeza de que envejeceremos y que no será algo bonito, ni bueno, ni alegre. Y decirse que lo que importa es el ahora: construir, ahora, algo, a toda costa, con todas nuestras fuerzas. Tener siempre en mente la residencia de ancianos para superarse cada día, para hacer que cada día sea imperecedero. Escalar paso a paso cada uno su propio Everest y hacerlo de manera que cada paso sea una pizca de eternidad.
Para eso sirve el futuro, para construir el presente con verdaderos proyectos de seres vivos.”
– @page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } –
La vida y sus máscaras
Hola Fulgencio…
Es cierto que si no se espera nada de un libro, si se parte del prejuicio -a veces erróneo- de que los libros que son éxitos de ventas no lo son en calidad, pues es más fácil que asombre. A mi me ocurrió con “La elegancia del erizo”. Aunque sé que es un libro que olvidaré, me pareció original los personajes, la historia, y bueno, desde el principio engancha, siendo bastante entretenida su lectura. Tiene algunos puntos que son interesantes, a saber: el tema de las apariencias, de lo que parecemos ser y de lo que somos realmente, lo que damos y mostramos a los demás; la portera muestra lo que “los demás esperan de ella”; el tema de la búsqueda de significado, de sentido en las cosas. Esto va a ser fundamental para Paloma, la chica de 12 años que estará dispuesta a sacrificar su vida si no lo consigue. ¿Se puede vivir una vida sin significados, sin sentido, sin “cierta belleza en las cosas”? Para Paloma no. Otro tema: la visión crítica de ese sector de la sociedad económicamente rico pero vacío de contenidos morales y culturales; entre ellos, muchos de los vecinos que “muestran” su cara más frívola y plana. La excepción -idea que por todo el libro se rastrea- estará en ese último vecino japonés que entra en escena, y que auna ambas cosas. Ante este panorama desolador, solo cabe preguntarse, si vale la pena que no nos conozcan, que nos ocultemos a los ojos de los demás, y que terminemos por vivir esa vida que los demás quieren que vivamos. Desde luego, la respuesta negativa de la autora es más que obvia.
Lo peor del libro para mí es el final. Si es para mostrar que todo en la vida es inesperado, que nada puede preveerse lo consigue….
Saludos!!
¿Se puede vivir una vida sin significados, sin sentido, sin “cierta belleza en las cosas”? Para Paloma no. Otro tema: la visión crítica de ese sector de la sociedad económicamente rico pero vacío de contenidos morales y culturales; entre ellos, muchos de los vecinos que “muestran” su cara más frívola y plana. La excepción -idea que por todo el libro se rastrea- estará en ese último vecino japonés que entra en escena, y que auna ambas cosas. Ante este panorama desolador, solo cabe preguntarse, si vale la pena que no nos conozcan, que nos ocultemos a los ojos de los demás, y que terminemos por vivir esa vida que los demás quieren que vivamos. Desde luego, la respuesta negativa de la autora es más que obvia.
Lo peor del libro para mí es el final. Si es para mostrar que todo en la vida es inesperado, que nada puede preveerse lo consigue….
Saludos!!
Lo que tenía escrito se ha cortado a la mitad, no me dejó mandarlo de una vez,por eso lo he intentado en vano mandar dos veces, lo siento. No sé si es que hay límites de palabras a las respuestas, ni idea, ya me dices…
Hola Misha
lo primero perdón por tardar tanto en responder, el sistema que me avisaba de nuevos comentarios en la página me ha fallado y estoy desde el 6 o 7 de marzo sin recibir avisos. Me extrañó tanto silencio y he visto el error. Perdona.
Me parece acertada tu apreciación de que el problema apariencia-realidad es el nucleo del libro. Otro tema importante es el valor que le damos a las pequeñas cosas, a las pequeñas bellezas efimeras de nuestro día a día. Este también es un tema sobre el que conviene reflexionar a veces una vida acelerada nos hace ir siempre adelante sin en realidad ir a ningún sitio.
En lo que no estoy de acurdo contigo es en lo del final. Para mi lo mejor es especialemente ese final que nos demuestra que mañana ya es tarde para vivir la vida que queremos, nos enseña lo frágil que es la vida y lo débil que es nuestra vida. Es un libro que como digo en el post nos muestra la urgencia de actuar. Desgraciadamente a veces solo comprendemos eso cuando ya es demasiado tarde.
Salud.
P.D. Creía que el sistema de comentarios no tenía ninguna limitación de palabras, aún así lo voy a mirar. Gracias
Hola Fulgencio…
El final es sorprendente, está genial…pero quizá me apetecía otro tipo de final más cursi y feliz (ese día me pillaría rara, pues no me gusta nada lo cursi ni los finales felices). De todos modos, la autora logra transmitir lo que dices: ¡la urgencia de actuar! De no dejar nada de hoy para mañana..
Si realmente nos tomáramos en serio esta sencilla y gran premisa, qué diferente sería nuestro mundo, verdad?
Saludos de nuevo!!
Entiendo lo que dices. Los estados de ánimos ¡influyen tanto al leer una novela! ¿Influirán también las novelas en nuestros estados de ánimos? Vaya, es una cuestión que siempre me he planteado.
salud
¡Por supuesto que los libros influyen en nuestro estado de ánimo! Incluso en el carácter…Cambiando el dicho popular, a veces podríamos aplicar el «dime que lees y te diré quién eres».
Saludos!
¿Husserl? Venga ya!
A mí me resultó aburrido e irritante, la razón: las mismas que esgrimen todos aquellos a los que les pareció aburrido e irritante.
Reflexiones sobre la fenomenología de Husserl colocadas totalmente al azar en el libro para demostrar lo cultas que son niña-repelente y autora, casi racista en su veneración hacia la cultura oriental, con poca historia y mucha paja (eso, sí, paja filosófico-profunda), e insultante y superón contra todo.
Yo me leí el libro y no me creí al personaje de la niña-repelente, sin embargo vi claramente a la persona autora-repelente retratándose.
«Dime qué escribes y te diré quién eres.»
Pero no es verdad, sólo una opinión.
para anonimous angus
con todo el respeto, pero alomejor te resulto irritante porque la persona a la que viste claramente reflejada en el personaje de la niña-repelente no era la autora, si no tú mismo. Estoy segura que de que tambien te irritara mi comentario… aveces lo que más nos pica es nuestro propio reflejo en lo ajeno. Piensatelo.
El libro es un trozo de belleza más del que podemos empaparnos.
http://moleskinepassions.wordpress.com/
Extraordinario libro de principio a fin. El personaje de la portera es de esos que te dejan buen sabor de boca. Un libro para leer tranquilamente en estos días otoñales, sin prisas y saboreándolo. Recomendable al 100%
presente, instante, oportunidad
Muy atinado tu comentario Fulgencio. Va en consonancia con lo expresado por la escritora Muriel Barbery. Es una línea de pensamiento oriental sin dudas, cercana a Kierkegaard, que busca ser consencuente con un centro de gravedad del hombre que es el instante. El instante es presente.
Vi la película ayer y estoy buscando el libro que se vende aún en algunas librerías de Buenos Aires.
un saludo
Alejandro C. Tarruella
periodista, escritor
No me gustó el libro. Me lo habían recomendado mucho pero lo terminé a duras penas. Al principio iba mas o menos bien, pero a medida que la historia avanzaba la pluma de la autora me terminó aburriendo.
Es decir, la historia en sí me gustó, lo que no me gustó es la manera de escribir de Barbery, demasiado pedante y eso se plasmó en el personaje de Paloma. Qué niña tan apática con la sociedad, me terminó cayendo pésimo por mirar en menos a todos, por petulante y afectada para todo. Supongo que al final habrá aprendido que las cosas sencillas, muchas veces son las que más alegrías nos dan.
Hay que disfrutar de ellas, aprovecharlas y quererlas como son. No se puede andar por la vida con una actitud tan despreciativa.