La navaja de Occam
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La navaja de Occam, también llamada principio de economía, es una regla del pensamiento racional que dice que en igualdad de condiciones entre varias hipótesis, la hipótesis explicativa más sencilla tendrá más posibilidades de ser verdadera.
Así expresado parece un principio sencillo pero llevado a la práctica tiene varias dificultades. En primer lugar es difícil delimitar cuando dos hipótesis explicativas están “en igualdad de condiciones”, aunque se suele entender que se refiere a la amplitud explicativa de las hipótesis. Es decir, la relatividad era una hipótesis más complicada que la teoría newtoniana de la gravedad, pero se adoptó porque la teoría de Einstein explicaba más y, por lo tanto, no estaba en igualdad de condiciones sino que era superior a la hipótesis de Newton. Otra condición relevante para que las hipótesis se consideren en igualdad de condiciones es la coherencia o no con el marco explicativo ya asumido como cierto, es decir si la hipótesis es coherente con lo que se sabe. La hipótesis “los mamíferos tienen sangre caliente porque así lo quiso Dios” es más simple que la explicación científica pero no es coherente con el corpus científico actual, en el que Dios, siendo generosos, no es más que una hipótesis no corroborable.
Así de fácil parece pero no es tan sencillo ni mucho menos. He puesto ejemplos groseros para que veamos lo que significa “en igualdad de condiciones”, pero los límites de esta igualdad son muy difusos. Las hipótesis explicativas no suelen yuxtaponerse tan claramente como la relatividad se yuxtapuso a la teoría de la gravedad (por yuxtaponer entiendo que la relatividad explica lo mismo que la teoría newtoniana y además algo más). Lo habitual es que hipótesis, a veces contradictorias, expliquen un mismo corpus de hechos y cada una por su cuenta otros hechos que la otra hipótesis no puede explicar. Las teorías ondulatorias y corpusculares sobre la luz son ejemplos de esto. En estos casos, muy frecuente en la ciencia normal y en la vida cotidiana, es difícil determinar cual hipótesis explica más para poder ver si están o no en la igualdad de condiciones imprescindible para aplicar la navaja de Occam.
Otra complejidad que suele ser ignorada al aplicar este criterio es que este principio no dice que la hipótesis sencilla sea la verdadera, sino que es la que tiene mayor probabilidad de ser cierta. Esto es importante y no debe ser olvidado. Si un amigo no viene a una cita pueden plantearse varias hipótesis: se ha olvidado de la cita (1), se ha quedado dormido (2), ha tenido un accidente de tráfico y ha muerto (3), una nave extraterrestre venida de Raticulín Alfa lo ha abducido para realizar experimentos genéticos con él (4). Las cuatro teorías podrían explicar el hecho de que nuestro amigo no acuda a la cita; desde el punto de vista de la navaja de Occam la 4 es prácticamente desdeñable, mientras que, probablemente, las posibilidades 1 y 2 sean las acertadas aunque es difícil decidir cual de las dos es la correcta; sin embargo, ¿qué pasa con la hipótesis 3? Aún siendo improbable cae dentro de lo posible que nuestro amigo haya sufrido un accidente mortal, así que a pesar de que tomemos como hipótesis explicativas verdaderas la 1 o la 2 nunca debemos olvidar que tomarlas como verdaderas se hace en base a un cálculo de probabilidad, en ningún caso como si fuera una absoluta certeza.
A pesar de la imposibilidad de generar una certeza total, el principio de la navaja de Occam es imprescindible para un pensar racional sano. Obviar este principio nos haría caer en la paranoia o en la superstición. Si cada vez que escucho un ruido en la cocina de mi casa en vez de pensar que es una corriente de aire o un vaso que ha resbalado pienso, como haría un cuartomilenista de pro, que el fantasma de mi bisabuelo no tiene nada mejor que hacer que moverme los vasos mientras duermo la siesta, estoy desdeñando el principio de la navaja de Occam y deslizándome por la resbaladiza pendiente de la superstición. En nuestra vida social pasaría igual: si un amigo no me llama un día y pienso racionalmente comprenderé que se habrá olvidado, que tendrá otras cosas que hacer o que pasa de mi; si pienso irracionalmente, ignorando la navaja de Occam, abriré las puertas de par en par a las manías persecutorias, los complot en mi contra y paranoias varias.
Si admitimos el carácter probabilístico de la navaja de Occam y si asumimos que debe funcionar como guía pero no como dogma del pensamiento racional, adoptaremos un sano escepticismo contra lo inhabitual junto con una actitud humilde y abierta hacia nuevas ideas. Claro que esto es tan fácil de decir como difícil de cumplir.
Sé feliz
Muy buena reflexión. Enhorabuena por el blog, me gusta.
Gracias.
Gracias amigo, muy buena explicación y ejemplificación
asi que se le explican las cosas a la gente…bien!
muy wena
la verda….. despues de leer este post acabe de entender mejor la navaja de occam….
lo lei tb en wikipedia pero lo tuyo es mas ´´simple» jjejeje
gracias excelente explicación.me ha sido muy util.
ta perron
esta muy describido pero no le entendi alo de la sangre del leon verde el leon es verde o la sangre es verde
esta bien descrivido
ta weno el texto y me gustaria que ablaran mas de los extraterrestes por que es algo chido noo?
[…] de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta. En su forma más simple, el principio de Occam indica que las explicaciones nunca deben multiplicar las causas sin necesidad. Cuando dos […]