La revolución neolítica
1A principio de los años cuarenta el arqueólogo australiano Vere Gordon Childe puso en uso la expresión “revolución neolítica” para referirse a unos profundos cambios culturales que se produjeron en distintas sociedades humanas del planeta. Los elementos más revolucionarios de las culturas neolíticas fueron dos: por un lado, el paso del nomadismo al sedentarismo, que permitió el nacimiento de las primeras sociedades urbanas; y en segundo lugar, la invención de la agricultura y la ganadería que sustituyó, paulatinamente, a la caza y recolección como métodos para la obtención de alimentos. Lógicamente el sedentarismo fomentó el nacimiento de la agricultura y la ganadería pero, también a la inversa, el nuevo sistema de producción de alimentos obligaba a las comunidades humanas a permanecer largos periodos de tiempo en un entorno geográfico concreto.
Muchos estudiosos se han preguntado si fue primero la sedentarización que fomentó, con el transcurrir de los años, la agricultura y ganadería o si fue a la inversa, primero se inventaron los nuevos sistemas de producción de alimentos y ello implicó que las poblaciones se sedentarizasen. Los historiadores se decantan por que ambas transformaciones se retroalimentaron en un proceso largo que abarcó miles de años que hunde sus raíces en el paleolítico y del que apenas queda rastro. En muchas sociedades nómadas de recolectores-cazadores existe una especie de protoagricultura, los recolectores dejan caer las semillas de los frutos en zonas conocidas y que vuelven a visitar recurrentemente en sus viajes. Es posible que la presión demográfica de otros grupos impusiese un nomadismo circunscrito a territorios cada vez más pequeño en donde esa protoagricultura acabó convirtiéndose en un factor decisivo para la supervivencia de ciertos grupos frente a otros.
El neolítico empezó, según los actuales datos arqueológicos, hace 10.000 años (VIII milenio antes de nuestra era) en lo que se ha llamado el “creciente fértil”, una región de Oriente Próximo que abarcaba desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Mediterráneo, incluyendo a las regiones de Mesopotamia, Siria, Palestina, Egipto y las zonas de alrededor. Desde allí se fue extendiendo a otras zonas de Asia, África y Europa por contacto cultural o invasiones. No obstante, la revolución neolítica se produjo de manera independiente en otras zonas del planeta como China, Indonesia, África Subsahariana y América. Algunos pueblos aborígenes, cada vez menos numerosos debido al proceso de aculturación global que sufrimos, aún viven en sociedades preneolíticas en donde la caza y recolección, junto al nomadismo, siguen siento predominantes, por ello no se puede hablar de la revolución neolítica como algo homogéneo y global.
El inicio del neolítico coincide con el fin de una era glacial y con un aumento generalizado de las temperaturas. Este cambio climático impactó profundamente en el modo de vida de los cazadores-recolectores del paleolítico ya que transformó las condiciones de vida y los flujos migratorios de los animales esenciales para su supervivencia. La caza intensiva y el cambio climático conllevó que muchas especies desaparecieran o disminuyeran sensiblemente, impidiendo el desarrollo de muchos grupos humanos basados en la caza y la recolección. No está aún claramente determinado hasta que punto esta situación climática impulsó la adopción de la agricultura ¿fue determinante y decisiva o solo fue el último empujón de un largo proceso que se inició en el paleolítico? Para algunos historiadores la revolución neolítica fue hija de unas condiciones materiales concretas impuestas por el cambio climático, para otros el cambio climático fue, simplemente, el escenario idóneo para que se desarrollase la nueva mentalidad agrícola-ganadera del neolítico. Es evidente la relación que existe entre esta cuestión académica y el cambio climático antropogénico que, en apariencia, padecemos hoy… ¿impondrá este cambio climático una nueva revolución productiva como en el neolítico?
En cualquier caso, el nuevo sistema productivo conllevó otros cambios igualmente profundos en nuestra mentalidad, las organizaciones políticas, la economía, etc. En primer lugar, el hombre neolítico vive y trabaja en el futuro, frente a la caza y recolección que recoge los frutos de su trabajo en un corto plazo, la agricultura y ganadería obliga a trabajos que son recompensados mucho más tarde. El hombre neolítico se acostumbra a tener una visión más amplia que su aquí y ahora, va más allá del presente y de la gratificación inmediata. Nosotros somos claros herederos de esa mentalidad proyectista.
Empiezan a surgir las primeras ciudades y estados. En los pueblos nómadas era difícil que surgiera el concepto de propiedad tal y como nosotros lo entendemos. Si un poblado está cambiando continuamente no pueden transportarse muchas cosas y, además, en las sociedades nómadas ¿qué sentido podría tener la propiedad individual sobre la tierra? Con la agricultura y el sedentarismo nacen la propiedad, la estratificación social y, en definitiva, el estado como modo de organización social. Los agricultores necesitaban protección frente a los nómadas que les atacaban y precisaban un sistema de distribución y almacenaje de alimentos más o menos estructurado, eso potenció, a medio plazo, el establecimiento de grupos elitistas de dirigentes y las guerras preventivas o de expansión.
Se ha observado que las creencias en una vida más allá de la muerte o en la reencarnación fueron fomentada en las sociedades agrícolas. El agricultor ve que su planta no muere sino que renace en la siguiente cosecha, esto llevó a pensar a muchas sociedades agrícolas que la vida del hombre es un proceso cíclico de vida-muerte que se repite en el futuro y el pasado. Es lo que se conoce como optimismo soteriológico, las grandes religiones actuales fueron influenciadas claramente por esta mentalidad agraria. Las sociedades agrícolas, a su vez, tendían a ver a la tierra como una diosa que proveía de alimento a sus hijos, por tanto, es frecuente el culto a la diosa madre en las primeras sociedades neolíticas, especialmente, de Oriente Próximo
Aunque permitió el aumento de la población, la agricultura y el sedentarismo no significaron, siempre un aumento en la calidad de vida. El individuo de las sociedades agro-ganaderas circunscribe su dieta a ciertos alimentos que puede producir, mientras que los cazadores nómadas encontraban en la recolección estacional de moluscos, vegetales y otras presas animales una dieta mucho más diversificada. En las tumbas de las sociedades neolíticas se han encontrado restos óseos con síntomas de sufrir enfermedades asociadas a carencias nutricionales. Al mismo el urbanismo con su falta de higiene y la consiguiente aglomeración de individuos potenció epidemias a las que no estaban tan expuestos las sociedades nómadas.
Con la centralización del poder y la división del trabajo fue posible una economía que fuera más allá de la subsistencia: el comercio, la astronomía, el pensamiento abstracto, el arte monumental, etc. nacieron gracias a que en las sociedades neolíticas era posible guardar los excedentes y que, por tanto, un determinado grupo de personas se dedicasen a otros sectores productivos no primarios. En definitiva, el lujo, el poder, la religión o la ciencia fueron posibles, como tantas otras cosas, gracias a esta revolución económica, social e ideológica que fue el neolítico.
Fuentes bibliográficas:
– Jesús Mosterín; El pensamiento arcaico; Alianza Editorial.
– http://www.mundohistoria.org
comentario
Esto me sirvio para mi tarea de historia gracias