La subvención mató al arte
0Ya Schopenhauer en un interesante librillo titulado “Sobre la Filosofía de Universidad” advertía del peligro que ocasionaba a la filosofía el hecho de haberse convertido en funcionaria: el conocimiento filosófico solo nace en libertad, y en el momento en el que los poderes del estado sufragan una filosofía, ella tendrá que responder, no solo ante la verdad, sino también ante sus mecenas. De este modo veía Schopenhauer como la filosofía de su tiempo había degenerado en un parloteo vacío de sentido, totalmente carente de voluntad de verdad. El alemán no era lo que podríamos considerar hoy un “subversivo”, más bien lo consideraríamos un autor políticamente reaccionario, sin embargo, a sus ojos quedaba claro que la relación entre el poder político y la filosofía debía ser distante, si no queríamos ver el amor a la sabiduría envilecido por el oro del poder.
El diagnóstico de Schopenhauer es aplicable hoy en día, solo que el actual estado de la filosofía es mucho más ancilar que en los tiempos que escribió nuestro filósofo. Hoy no solo el cargo público de filósofo lo otorga la Universidad, sino que muchos de aquellos que salen de las facultades de filosofía encuentran trabajo bajo las alas del estado en la docencia pública. Las publicaciones y las conferencias, en donde estos nuevos platones y nietzsches se expresan, solo son financiadas por el estado o por empresas poderosas. ¿Qué nueva idea libre y vigoroza puede nacer entre esa inmundicia? No me voy a detener a mostrar lo evidente, la subvención mató a la filosofía o, mejor dicho, la subvención convirtió a la filosofía oficial en un mono amaestrado, y el verdadero fuego que alimenta la búsqueda de la verdad ha tenido que refugiarse en los márgenes de lo socialmente admitido como válido, en los márgenes de lo subvencionable…pero ¿alguna vez fue diferente?
Así están las cosas en la filosofía, lo que no me había percatado hasta ahora, es que con el fortalecimiento de la estructura del estado en occidente, lo que vulgarmente se llama “el estado del bienestar”, la subvención ha hecho estragos también en el mundo del arte. Mientras hace poco el artista era un marginado social que luchaba contra la miseria para que sus obras fueran publicadas, hoy cierto número de artistas lo son solo en tanto que están sufragados por los fondos públicos que el estado esquilma a los ciudadanos. Lógicamente, este vasallaje del arte crea visiones tan esperpénticas como la “banda de la ceja” que los lectores españoles de este blog no habrán olvidado para vergüenza propia y ajena.
Efectivamente, en el mundo cinematográfico español y europeo (usaré el cine como ejemplo emblemático y porque es en este modo de arte en donde la ideología subvencionista ha hecho mayores estragos) una ristra de “creadores” fuertemente sesgados ideológicamente obtienen sí o sí fondos para sus películas que nadie va a ver a la sala. Otras creaciones cinematográficas, no tan condescendientes con el status quo o, simplemente, que no son obra de los adeptos al poder se quedan en el tintero y se pierden en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Y no estoy diciendo que todo arte subvencionado sea malo, pero sí que cuando el artista está ya consagrado por el poder se aposenta en su cómoda situación y pierde el ímpetu creativo pero no el favor de los tiranos. La necesidad, nos guste o no, ha sido desde siempre el acicate del creador.
No estoy diciendo que volvamos a los tiempos de los artistas muertos de hambre, estoy diciendo que el modo en como el estado pretende controlar las representaciones cinematográficas recuerda a como la Iglesia, en otro tiempo, pretendía controlar el arte pictórico, no solo a través de la persecución, sino también, con su mecenazgo. Sistemas habrá para que el arte siga vivo y toda creación valiosa tenga posibilidad de ver la luz, es imaginable que llegue el día en el que el artista, teniendo como estímulo el deseo de ser conocido y de crear, se libere de las cadenas y los dictados de los que reparten las prevendas poder.
Soy optimista. Internet ha hecho mucho para que este paso pueda darse, y aunque aún queda por hacer para que los nuevos creadores reciban, de un modo u otro, su justa recompensa material por su trabajo, poco a poco se van experimentando con nuevos sistemas de financiación. Dos series de Internet, “Malviviendo” y “Eso es así”, me inspiraron este artículo. Es triste que estos creadores tengan que pagar de sus bolsillos sus obras y que cineastas y músicos famosos, de una mediocridad y sosez reconocida, vivan a lo grande a consta del erario público.
Las dos series de las que antes hablaba, hechas ambas en Sevilla por cierto, son Malviviendo y Eso es así de Mundoficción. Por si no las has visto aquí te dejo un vídeo de cada una de ellas, espero que las disfrutes.
{youtube}ztL8KMLJ9Is{/youtube}
{youtube}kyxjboYHvM8{/youtube}
sé feliz