La teoría del conocimiento de Platón
1 ¿Cómo es posible el conocimiento? se pregunta Platón. En el mundo sensible solo vemos cosas fugaces y cambiantes, ninguna cosa es igual a otra ni permanece en el mismo sitio. Sin embargo, el hombre es capaz de denominar los objetos del mundo y conocerlos. Esto solo es posible, para el filósofo griego gracias a que conocemos las ideas de las cosas aunque sea de un modo difuso, pero esta respuesta plantea otra pregunta: ¿cómo podemos tener conocimiento de las ideas si lo sensible es algo finito y efímero y las ideas son eternas? La respuesta platónica es que el hombre antes de nacer vivía en un mundo etéreo y allí conoció las ideas, pero un pecado o una necesidad precipitó a esas almas al mundo sensible, en donde han sido presas. Esas almas tenían un preconocimiento de las ideas, los que nos permite conocer las cosas del mundo. Por esto para Platón conocer es recordar.
Como sabemos, para Platón existe un mundo ideal que dota de entidad ontológica al mundo sensible. Estos dos mundos permiten dos tipos de conocimiento: la opinión (doxa) y la ciencia (episteme). La opinión no capta la esencia (idea) de las cosas, es un mero juego de los sentidos y la imaginación, la ciencia es tal en cuanto es capaz de captar las ideas de las cosas. La opinión se divide en imaginación y creencia; la ciencia, en razón discursiva y dialéctica. Comprenderemos estos conceptos a través de el diálogo “El Banquete” de Platón.
En “El Banquete” Platón identifica a la idea suprema con la Belleza en sí, todo lo que es bello, en mayor o menor medida, lo es por que participa de esta idea en un grado u otro. Lo que impulsa a conocer es el amor a la belleza, solo se busca conocer lo que se ama. En un nivel inferior está el amor a la belleza de las apariencias, por ejemplo el amor a la belleza de un cuadro. El cuadro es un reflejo de una realidad sensible, luego, es un reflejo de un reflejo ya que la realidad sensible es una imitación de la realidad ideal. Este amor por la belleza aparente está asociada a la facultad de la imaginación.
Un amor superior es el amor a la belleza del mundo sensible, el amor al orden bello de los animales, las plantas, los movimientos de los astros, etc. Téngase en cuenta que en griego universo es “kosmos”, literalmente “orden bello” (de aquí viene la palabra cosmético). Este conocimiento basado en el amor a la belleza sensible genera creencia, más o menos fundada, pero no ciencia, ya que el mundo sensible es un mundo cambiante y contingente.
El amor a la belleza del orden matemático engendra ya ciencia a través de la razón discursiva. Este amor se complace en la contemplación de la armonía abstracta que existe entre las formas y los números desligados de cualquier correspondencia sensible, como meros conceptos ideales.
Por último, el amor a las ideas es el amor a lo que hace que las cosas sean lo que son. Este conocimiento es también ciencia, como las matemáticas pero de un orden muy superior y se llama dialéctica. El conocimiento dialéctico supremo es el conocimiento de la idea de Belleza, muy pocos hombres son capaces de amar a la Belleza en sí; idea suprema que hace que todo el cosmos sea y sea, además, bello y ordenado. Los hombres capaces de este conocimiento, intuitivo y racional al mismo tiempo, son los filósofos, que están destinados a gobernar la ciudad ideal.
sé feliz
No soy filósofo. Soy físico y matemático y, por muchos años he enseñado matemáticas pues es el área que más me gusta. Tengo una postura de lo que son y deben ser las matemáticas. Sin embargo leyendo un artículo de filosofía de las matemáticas me intereso mucho las ideas platónicas sobre las matemáticas. Es muy probable que muchos matemáticos seamos platónicos, sin saberlo. Lo anterior me hizo buscar literatura sobre teoría del conocimiento y matemáticas de Platón. Primero quise buscar que a los que escriben sobre lo anterior para después ir a sus libros (de Platón). Lecturas como las tuyas nos permiten focalizar sobre lo esencial, en cuanto a lo que nos interesa .