Los límites del control de Jim Jarmusch
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Sobre la película de Jim Jarmusch que comento hoy, The Limits of Control, parece que no caben posiciones intermedias; o se leen críticas feroces que la retratan como una obra aburrida con un guión débil, o por contra es calificada como una nueva obra maestra del cineasta estadounidense. Personalmente soy más adicto a la segunda opinión que a la primera, aunque reconozco que es un largometraje que se tiene que ver más de una vez para penetrar en él.
La simple reseña de la película es ya un spoiler, porque el argumento no es algo que ocurra, en esta película, independientemente de la mente del observador (¿algunas vez es de otra manera?). Las imágenes del Solitario (único nombre por el que se conoce al personaje interpretado por Isaach De Bankole) en Madrid, Sevilla o Almería y sus extrañas conversaciones recurrentes se suceden mientras vemos la película, pero la clave que de sentido a esa trama debe saber desentrañarla el espectador.
El personaje hierático del Solitario abarcaría él solo toda la película pero otros secundarios como Paz de la Huerta (Desnuda), Alex Descas (Criollo) o Youki Kudoh (Moléculas) acompañan con mucha solvencia al personaje principal.
La película trata, a mis ojos, de la realización de una tarea: el Solitario recibe al principio del largometraje un encargo que el espectador y el mismo Solitario pueden intuir pero que nunca es explicitado en la conversación entre Isaach de Bankole y sus primeros contactos, Criollo y Francés. Frases reiteradas aparentemente fuera de contexto nos darán la clave del trabajo para el que el Solitario ha sido contratado: “La vida no vale nada”, “El que se tenga por grande que vaya al cementerio, y verá lo que es el mundo”, “La realidad es arbitraria”, etc. Estas frases-haikus serán repetidas por el resto de los personajes en contextos diferentes adquiriendo, en cada ocasión, un matiz, un sentido y una profundidad diferente.
Tras su charla con el Criollo y el traductor el Solitario empieza su labor que le llevará por Madrid, Sevilla y Almería; por diferentes bares, el museo Reina Sofía y hasta en un tablao flamenco, el personaje del Solitario irá buscando las claves que le permitirán conocer cual es su objetivo y el camino para llegar a él: usar la imaginación. En este sentido, la película es una obra policíaca, hay un misterio que resolver y auténticas mujeres fatales, pero también una obra de autoconocimiento en la que el Solitario deberá expandir su mente y llegar a comprender el carácter fortuito e imaginario de la realidad.
Obra para pocos, apartada del ámbito comercial, no dejará a nadie indiferente, para bien o para mal. La película no puede dejar de ser vista por los que disfruten del cine de Jarmush o con esos juegos de imágenes y de palabras que nos muestran otro mundo más allá del que creemos vivir. Como consejo para quien no haya visto la película diría que hay que tener presente que, como dice el Criollo al personaje interpretado por Isaach de Bankole, “El universo no tiene centro ni bordes, la realidad es arbitraria.”
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Otras reseñas:
http://www.cinematical.es/2009/09/28/critica-los-limites-del-control/
http://www.elpais.com/articulo/cine/mundo/palmo/elpepuculcin/20091002elpepicin_10/Tes
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