Por una educación fidedigna sobre las drogas
3 Como profesor en un centro de enseñanzas media sé que llegan a nuestro instituto algunos programas de concienciación contra el uso de drogas dirigidos a adolescentes. En sí mismo que los adolescentes, y la población en general, reciba una información fidedigna y objetiva de las consecuencias del uso y del abuso de las sustancias psicoactivas me parece correcto; el problema empieza cuando esos programas una y otra vez transmiten una información falsa o sesgada hasta deformar la realidad; el problema empieza cuando a través del miedo y del eslogan “las drogas son mu malas” pretenden lavar el cerebro de los jóvenes con mentiras y terrores ficticios.
En primer lugar, este sistema es inútil si lo que se pretende es que los jóvenes no consuman sustancias psicoactivas; presentar las drogas como “peligroso”, “ilegal”, “desconocido”, etc. es precisamente lo que necesita un adolescente para empezar a sentir interés por ellas. Si, además, el adolescente constata el rechazo de la sociedad adulta a estas sustancias no necesitará mucho más para buscarlas. Es cierto que existen jóvenes de carácter más sumiso, a los que estos mensajes impresionan, pero ellos ya están convencidos de la prohibición sin necesidad de usar el miedo para profundizar en su rechazo, está en su carácter no explorar y no experimentar lo que la sociedad le presenta como prohibido. Sin embargo, los “jóvenes de riesgo”, es decir, aquellos más rebeldes y suspicaces con lo establecido, verán en estos programas del miedo a la droga la mejor invitación a consumirla. Esta es la razón, sospecho, de que en los países en donde se legalizan el consumo de ciertas drogas baje la tasa de consumo; las drogas al perder el carácter de lo prohibido, pierden la atracción que tenían para quienes las consumen solo para construirse un rol social de “malote”.
Pero, no nos engañemos, aunque algunos consumidores de drogas las tomen como una manera de penetrar en lo prohibido, la mayoría lo hacen por una razón mucho más pedestre: las drogas están muy ricas. Es decir, la razón principal por la que la gente consume drogas es que altera su conciencia y estados de ánimo de una manera que resulta, por lo general, agradable. Del mismo modo que la gente no practica el sexo para sufrir gonorreas, la gente no toma drogas para caer en un adicción o para sufrir daños en el hígado. Sin embargo, la motivación más evidente por la que se consumen las sustancias psicoactivas es ignorada en todas las campañas de concienciación a través del miedo, así los adolescentes se ven bombardeados por informaciones contradictorias y sin saber los efectos ni los peligros reales de las sustancias que podrán encontrar en cualquier discoteca a la que vayan.
Algunos proponen que la información fidedigna sobre las drogas le sea transmitida a los jóvenes después de la mayoría de edad. Esto es como informarlos sobre métodos anticonceptivos solo cuando cumplan los dieciocho años. Es inoperante, principalmente, porque los chicos podrán practicar sexo y consumir drogas antes de llegar a los dieciocho años y, por lo tanto, deberán poseer una información clara sobre esos temas para ser capaces de construir decisiones autónomas y responsables. Sin embargo, volviendo al ejemplo, hoy en día el joven se encuentra en el tema de las drogas con una carencia de información comparable a la que tenían los adolescentes de hace cincuenta años sobre el sexo. Oscurantismos, miedos, medias verdades, etc. lastran la capacidad de decisión de los adolescentes en este asunto.
Sinceramente preferiría un hijo que fumase marihuana a un hijo habitante de Gran Hermano; sin embargo, con mis impuestos se adoctrina mendazmente a los jóvenes sobre las drogas ahondando el estigma social que recae sobre los consumidores de sustancias psicoactivas. ¿Para cuándo un programa de concienciación en los institutos de secundaria para alertar que ver reality show o los informativos vuelve a la gente gilipolla? Creo que se entiende la ironía, otros peligros acechan a la juventud más importantes que el uso de drogas: la depredación del medio por parte del capitalismo, la explotación laboral, la estupidización a través de la televisión, etc. pero para los que manejan el cotarro educativo, las drogas aparecen como uno de los mayores peligros para nuestra muchachada. ¿Ceguera interesada o estupidez militante? He ahí un dilema para el que no tengo respuesta.
Escuchemos a un espíritu preclaro opinando sobre el asunto:
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Ignoráncia
Quizás las drogas no sean «Uno de los mayores Peligros para los jóvenes» y sí la consecuéncia de «Uno de los menores peligros»: La sorda, cierga y muda ignoráncia. Y las consecuéncias del uso y abuso de esta «Señora», está destruyendo la juventud del planeta… Hoy en día pocos leen y si no leen… Poco piensa… Ya recibe las «Informaciones Trituradas» de la televisión y otros «Medios de Informaciones»… Entonces de pose de esta «Ración Informativa», es que está creciendo, no solamente el uso de las drogas, pero aún peor, está quedando más fácil continuar ignorante… Ignorante político, Ignorante Social, Ignorante económico…
Saludos desde Brasil.
PS. Desculpeme los errores…
Marijuana
Acá en Brasil, por ejemplo, es prohibido el uso de marijuana, pero si la persona es sorprendido con una cantidad X gramas de la yerba, es clasificado como «Consumidor», no interesa si está consumindo un «Producto Prohibido», si la cantidad es a partir de X gramas, ya es clasificado como «Traficante»… Que ley es esta??? Es claro que no funciona, mas los «Legisladores» insisten en «Explicar como funciona»… Entonces, en este ínterin… Las piedras de crack invaden la vida de los jóvenes… Quizás se la marijuana fuese liberada no habría este «Descontrole»… Pero son solamente conjecturas, porque habría que analisar otras sociedades con «Contextos Sociales», semejantes a los de Brasil, con una diferéncia acentuada de «Clases Sociales»… Una escala social en la cual, la «Clase Media», no es el «Punto medio» de esta escala… En donde el acúmulo de riquezas remonta al «Período Monárquico» y la desigualdade social es una locura… Creo que no es posíble saber…
Lo cierto es que la legislación prohibicionista no me seduce lo más mínimo, no obstante tienes razón cuando hablas de las desigualdades sociales. La miseria económica y la alienación que produce el sistema capitalista empuja a muchos al abuso de unas sustancias que en sí misma podría liberarles o hacerles un poco más felices.
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