¿Pueden curarse las enfermedades con el poder de la mente?
3«Os aseguro que, si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible.»
Mateo 17;20
Es frecuente que, a través de los medios o en una charla informal, conozcamos de la existencia de charlatanes que afirman curar las enfermedades más graves por imposición de manos, plegarias o rituales mágicos. El crédito que me merecen estos personajes es más bien escaso, aún así, no podemos negar que algunos de los incautos que caen seducidos por pseudoterapias o la personalidad manipuladora de un “chamán” declaran ser curados y realmente lo son, ¿por qué? La ciencia ha demostrado el efecto placebo en numerosas circunstancias; desde la más estricta ortodoxia médica se asume tal efecto y las consecuencias lesivas para la salud que tienen muchas actitudes vitales negativas. Que sea más probable sufrir una gripe cuando uno padece depresión o estrés es algo ampliamente aceptado sin que por ello tengamos que comulgar con las ruedas de molino de la superstición.
Ciertamente, tener fe en un tratamiento nos predispone a la curación; las actitudes psicológicas negativas nos hacen adoptar hábitos descuidados o negligentes con nuestra salud. Casi todas las patologías tienen tanto un componente material como mental y, por tanto, pueden ser entendidas como afecciones psicosomáticas.
Lo dicho hasta ahora solo muestra la importancia que tiene para nuestra salud adoptar actitudes positivas como la confianza en el terapeuta o evitar situaciones psicológicamente insalubres como la ansiedad. De esto a decir que “toda enfermedad está provocada por malas actitudes mentales” media un abismo insalvable para quien haga uso del sentido común. Sostener que toda enfermedad es producida por estados mentales es tan parcial como afirmar que solo las causas materiales (patógenos, errores genéticos…) pueden ocasionar enfermedades. Tal tesis “mentalista” ignora los avance de la ciencia de los últimos siglos en donde innumerables virus, bacterias, sustancias contaminantes, que se han evidenciado lesivas para nuestro organismo, han sido descubiertos. Un sin fin de experimentos muestran que determinadas causas materiales como las citadas nos enferman aún cuando el enfermo no sepa que ha sido afectado por tales causas. Aquellos que creen que toda enfermedad está en la mente tienen un camino simple para mostrar su afirmación: basta que se autoinoculen un virus letal o una alta cantidad de, por ejemplo, plutonio en su organismo y den fe ante la comunidad científica del “poder de la mente” para evitar enfermedades.
Por otro lado, la tesis de que toda enfermedad está causada por nuestra actitud mental es sumamente peligrosa no solo porque nos desproteja ante embaucadores carismáticos sino porque sume al enfermo en la culpabilidad. Según ciertas sectas religiosas los niños que nacen con discapacidad son personas que en otra vida fueron malas y en esta reencarnación pagan sus culpas. No puede menos que repugnarnos moralmente que una estúpida superstición haga responsable al discapacitado de su estado, como si tal persona no tuviese ya suficientes impedimentos a los que enfrentarse; de igual manera aquellos que consideran que, v. gr., el cáncer está provocado por una “mala actitud vital” culpabilizan de su estado a una persona que está en una situación desgraciada. Es lo que tienen las cantinelas new-age, chamánicas, energéticas… bajo un trasfondo buenrollero y que nos invita a ver el mundo como algo “guay” se esconden las mismas estupideces y brutalidades que en cualquier otra creencia irracional.
Creo que es suficiente lo dicho hasta aquí para que el lector comprenda la tenue línea que separa el pensamiento racional de la estupidez; que nuestros estados metales influyen en nuestra salud física es una afirmación razonable y fácilmente aceptada por cualquiera; el grado de esa influencia, no obstante, puede ser objeto de controversia. Sin embargo, afirmar que los estados mentales determinan nuestra salud es un exceso en la extrapolación que nos seduce por su simplicidad pero que, en el fondo, no es más que una simpleza carente de refrendo empírico alguno.
«LA MENTE HUMANA ES LA FUERZA MAS PODEROSA SOBRE LA TIERRA, QUIEN DOMINA LA MENTE LO DOMINA TODO»….(La frase no es mía, pero pienso que es sensacional). Mente y espíritu son lo mismo.
¿Pueden curarse las enfermedades con el poder de la mente?
Científicamente esta dicho que varias enfermedades puede curarse con imposición de manos, plegarias o rituales mágicos, el crédito de estos es mu escaso ya que casi no se encuentran.
Aquellos que creen que toda enfermedad está en la mente tienen un camino simple para mostrar su afirmación: y den fe ante la comunidad científica del “poder de la mente” para evitar enfermedades.
Por otro lado, la tesis que esta dicha de que toda enfermedad está causada por nuestra actitud mental es sumamente peligrosa no solo porque nos desproteja ante embaucadores carismáticos sino porque sume al enfermo en la culpabilidad de imponer enfermedades de tipo riesgoso por tan solo su mente.
Afirmar que los estados mentales son los que determinan nuestra salud nos lleva a ser pobres de mentalidad porque en el fondo de todo esto solo es un simple aspecto .
DURANTE MUCHO TIEMPO OCCIDENTE HA MANTENIDO SU CIVILIZACIÓN, IMPONIÉNDOSELA A TODAS Y TODOS EN ESTE MUNDO; COMO LA VERDAD ABSOLUTA.
PESE A ESO LAS CULTURAS ORIGINARIAS, HAN MANTENIDO SUS SABERES, Y; CON EL CORRER DEL TIEMPO, ELLOS MISMOS LE HAN DADO LA RAZÓN A ÉSTAS, CUÁNDO NO HAN PODIDO RESOLVER LOS PROBLEMAS QUE PARA ELLOS NO TENÍAN EXPLICACIÓN. APARECIÓ LA MECÁNICA CUÁNTICA, LA PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA Y OTROS, Y; HASTA LA FECHA LE SIGUEN DANDO LA RAZÓN, SOTERRADAMENTE, NO OFICIALMENTE, PORQUE NO SON CAPACES DE ADMITIR QUE HAY PROBLEMAS QUE DESCONOCEN Y QUE SE HAN EQUIVOCADO AL DARLO POR TERMINADO, AL NO PODER RESOLVERLO.
SINO, ¿ POR QUÉ SISTEMATIZAN LOS CONOCIMIENTOS DE LAS NACIONES ORIGINARIAS DEL MUNDO ?, ESPECIALMENTE LAS CORPORACIONES FARMACÉUTICAS.
ADMITIMOS QUE EXISTEN ESTAFADORES, QUE SE HACEN PASAR POR MAESTRAS Y MAESTROS ORIGINARIOS, HACIÉNDOSE LLAMAR MUY POMPOSAMENTE Y HACIENDO GRANDES PUBLICIDADES, LO CUÁL NO ES UNA PRÁCTICA DE LAS Y LOS MIEMBROS DE LAS CULTURAS ORIGINARIAS. SOMOS NATURALES, «MAL» LLAMADOS SENCILLOS.
KAYAM CHIKLAMI.
HASTA PRONTO.