En donde Cayo Cotta expone las peripecias, felicidad y humor de algunos impíos
Dionisio -sobre quien antes hablé- tras saquear el templete de Prosérpina en Locros, navegaba hacia Siracusa, y, como mantenía su travesía con viento sumamente favorable, dijo riendo. “¿Veis, amigos, qué[…]